ECONOMÍA

EL AGUA ES EL SERVICIO QUE MÁS SUBIÓ EN EL AÑO Y EN OCTUBRE TENDRÁ UN NUEVO AUMENTO

El Gobierno congeló el dólar oficial, el precio de los combustibles y los aumentos previstos en las facturas de luz y gas. Sin embargo, hay una empresa de servicios públicos que -a través de la quita de subsidios- sigue aumentando sus facturas.

Aysa, la compañía presidida por Malena Galmarini -la esposa del ministro de Economía, Sergio Massa- viene ejecutando una quita de subsidios en etapas. La próxima regirá desde el 1 de octubre. Ya se retiró un 40% de las subvenciones que recibían los hogares por el servicio de aguas y cloacas.

Desde el mes que viene y hasta el 30 de noviembre, habrá otra quita de subsidios. En este caso, será del 20%. Y, desde diciembre, la ayuda estatal se eliminará por completo. Solo las mantendrán hogares de bajos ingresos. Esas viviendas están en determinadas zonas, según el barrio que integran y las características de la propiedad.

El efecto de esta quita de subsidios varía según la categoría del consumidor. Pero, retirado el descuento, es probable que los clientes tengan que pagar alrededor de un 30% más en octubre que en septiembre.

Hasta la quita de subsidios, los hogares abonaban apenas un 31% del costo del sistema de aguas y cloacas. Del resto se hacía cargo el Estado nacional. Con este proceso de quitas, los clientes pagarán un 62% de los costos.

“Los usuarios que hayan solicitado el mantenimiento o renunciado al subsidio de manera voluntaria anteriormente no deberán volver a realizar el trámite. Solo 16% del universo de hogares que tiene AySA (3,8 millones), va a verse afectado por la eliminación del subsidio en octubre”, comunicó Aysa.

“Como resultado de la propuesta, una factura promedio mensual con los dos servicios, de agua potable y cloacas, de AySA, quedará en $ 5.470 la más baja y de $ 7.628 la más alta”, según informó la compañía.

“Los hogares en régimen medido (con medidor instalado) registran un consumo promedio de 20 m3 de agua por mes (20.000 litros), valor sensiblemente superior al observado en otras ciudades del mundo. Asimismo, los hogares en régimen de cuota fija (sin medidor instalado) poseen consumos aún superiores con derroches y pérdidas internas que no son controlados por tratarse de un sistema de canilla libre”, comunicó Aysa.

Ya a mediados de año, las subas en las boletas de agua estaban siendo proporcionalmente más elevadas que las anotadas en luz y gas.

De los 3,8 millones de clientes registrados que tiene Aysa, más de 600.000 (16%) están en zonas consideradas de ingresos altos. Perderán todos los subsidios.

Hay un millón de viviendas (casi 30% del padrón) que están en zonas de ingresos medios. Irán perdiendo subsidios, pero más gradualmente.

Del 1,8 millón de hogares calificado como “zonal bajo”, el retiro de subsidios de octubre-noviembre les permitirá conservar un 15% de los descuentos. Ese grupo recién los perdería en diciembre, según la comunicación oficial.

Con las subas de agosto, las facturas ya habían subido entre 20% y 197%. Algunos consultores calculan que los 10 meses de incrementos redundaron en boletas 800% más caras.

A diferencia de los servicios de luz y gas donde la segmentación de los aumentos es por niveles de ingresos, las tarifas se basan en un esquema geográfico y de valuación inmobiliaria. Así se definieron tres bloques de usuarios en “zonas de valor alto, medio y bajo”.

Este aumento que entró en vigencia en agosto es producto de una combinación entre el alza del coeficiente tarifario que fija el costo del servicio, y la quita de subsidios.

Este año AYSA obtuvo el aval del ministerio de Obras Públicas para actualizar el “Coeficiente de Ajuste Tarifario K” que utiliza para facturar y cubrir los costos operativos de la compañía y aumentarlo casi un 200%, y llevarlo de un coeficiente de 112,9079 a 364,7816.

Sobre este nuevo coeficiente se aplicó en agosto la quita de subsidios que ya estaba pactada desde el año pasado. Así, a partir del 1 agosto se implementó un aumento del 197% para los sectores altos, que ya no reciben ningún tipo de subsidio desde hace cuatro meses. Según estimaciones del mercado, para este segmento el incremento llega a 727% desde noviembre pasado.

Se desconoce aún el impacto de esta nueva quita. Podría ser del 30%, según estimaciones, pero en los hogares de menos consumo. En los de mayor consumo, la suba sería más elevada.

En los sectores medios, el salto tarifario para agosto y septiembre alcanzó al 80% y será de otro del 33% para el bimestre octubre-noviembre. Se prevé que este segmento empiece a pagar la tarifa completa -sin ningún subsidio- en diciembre próximo.

A la vez, los usuarios de las zonas de valor bajo tuvieron un aumento del 20% en las facturas de agosto y septiembre que vendrá seguido de otro de 36% para octubre y noviembre y uno más de 22% en diciembre y enero de 2024. Todas estas alzas son consecuencia de que se irá reduciendo el subsidio, hasta mantenerlo en un piso del 15% a partir de marzo del 2024.

En el caso de las tarifas de gas y luz, hasta ahora el Gobierno ya retiró subsidios a los sectores de altos ingresos que hoy pagan un 500% más por sus boletas de electricidad que hace un año. En el caso de gas, la suba interanual es del 170%.

Después de la devaluación que implementó el Gobierno tras las PASO, que llevó a un salto del 22% en el tipo de cambio oficial, la titular de la secretaría de Energía, Flavia Royón, anunció que habría modificaciones en las tarifas para acompañar el salto del dólar. Pero luego se desistió de esa idea, al menos hasta que pasen las elecciones presidenciales.

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