TELETRABAJO:CÓMO AFECTÓ REALMENTE A LAS EMPRESAS Y QUÉ HICIERON POR SUS TRABAJADORES
El auge del home office llevó a organizaciones y empleados a nuevos esquemas laborales. Qué acciones implementó una compañía regional para acompañar a sus colaboradores en la integración con tareas del hogar y tiempos de ocio. Cómo planean la vuelta a la oficina.
Desde que se declaró la pandemia mundial a principios de 2020, el teletrabajo o home office comenzó a resonar como la alternativa para no detener la productividad y, a su vez, cuidar a los trabajadores. Sin embargo, en una primera instancia requirió de una adaptación por parte de las empresas y también de los colaboradores y sus familias. Aunque, no todas las empresas estaban preparadas.
En este sentido, un punto a tener en cuenta es cómo afectó a la organización familiar el hecho de trasladar la oficina a casa, la distribución de las tareas y el tiempo destinado a trabajar desde el hogar, comparado con el tiempo dedicado a la oficina presencial, cómo se manejan las relaciones interpersonales con los pares y la igualdad de oportunidades para todos los trabajadores, ya que no todos tienen posibilidades de conexión remota.
Teletrabajo: enfrentar el cambio inminente
Dentro de los cambios iniciales a los que se debieron adecuar las empresas y los empleados que no tenían un programa de home office o teletrabajo, se destacaron: organizar un esquema de trabajo y asegurarse que todos los empleados tengan la conectividad y materiales necesarios para poder cumplir con su labor de manera confiable y segura.
Según diversos especialistas en gestión de recursos humanos, la actualización y transformación digital lograda en la mayoría de las empresas durante el 2020 equivalen a 3 o 4 años en condiciones normales, con cambios vertiginosos y nunca antes vistos.
Carla Mucharraz, directora de Talento Humano en la agencia another, señala: “Otro cambio que enfrentaron los trabajadores fue tener que lidiar con sus emociones y las relaciones interpersonales, ya que de un día para otro se despidieron de sus colegas sin saber hasta cuándo”.
Si bien al principio se requirió de esfuerzos adicionales para acostumbrarse a la nueva modalidad de manera forzada, reconoce la especialista, en la actualidad “trabajar 100% desde casa o de manera híbrida, combinando presencialidad con home office o teletrabajo, ya quedó instalado”.
Un caso real de Home Office
En la agencia, por ejemplo, tuvieron que reaccionar rápidamente para adaptarse y acompañar a los equipos y que puedan trabajar con las mismas herramientas que lo hacían desde la oficina.
Tras un año y medio de pandemia, las costumbres han cambiado. De acuerdo a una encuesta realizada por Adecco Argentina el 42% de los participantes indicó que en los primeros meses les era muy difícil cortar con la rutina laboral y que el teletrabajo requería mayor esfuerzo que el presencial. Sin embargo, luego de poco más de un año, la tendencia cambió y el 51% de los consultados indicaba haberse acostumbrado al cambio y balancear el tiempo destinado al trabajo y a la vida personal.
Más allá de adaptarse al cambio, y de acuerdo al mismo relevamiento, cerca del 50% expresó que prefiere retornar al ámbito laboral pre-pandemia aunque sea de manera híbrida. Cabe resaltar que un 26% definitivamente quiere mantener la modalidad vigente y un 15% prefiere retornar a una presencialidad full time.
El desafío de combinar trabajo y vida familiar
Desde que aquellos trabajadores que podían prescindir de la presencialidad comenzaron con la modalidad home office se planteó la difícil labor de combinar las tareas del hogar con las obligaciones laborales.
En un estudio regional de another, que se realizó desde enero de 2020 a enero de 2021 entre hombres y mujeres de Argentina, México, Colombia y Chile, el 42% confirmó que dividen las tareas del hogar con la pareja; lo mismo pasa con la crianza de los hijos: el 58% las comparte, mientras que el 30% aún considera ambas responsabilidades un tema femenino.
Además del trabajo, las tareas del hogar y la crianza de los hijos, son necesarios los momentos de ocio para desconectar y dedicarse a lo que cada uno disfruta hacer. Esta última encuesta refleja que el 60% de los hombres gozan de tiempo libre, mientras que el 48% de las mujeres dispone de él. “A esto se suma que, en promedio, las mujeres tienden a tener horarios laborales más extensos en comparación con los hombres”, destaca Mucharraz.
Teletrabajo: cómo enfrentar estos cambios
Mucharraz comparte otra experiencia vivida en la agencia: “Para nosotros es muy importante cuidar la salud de los 270 colaboradores, por este motivo desde el inicio de la pandemia todas las oficinas se encuentran trabajando de manera remota, y esto ha incrementado tanto la productividad como los resultados de negocio”.
En su caso, la agencia regional contó con un plan de bienestar que se ocupó de resguardar tanto la salud emocional como física de sus empleados, ofreciendo espacios de recreación y desarrollo. Con estos pilares como base se realizaron diversas actividades como webinars sobre la salud emocional en las que se ofrecieron sesiones uno a uno con un especialista. “A la fecha ya hay 30 que se encuentran tomándolas, todas bonificadas por parte de la compañía para poder contribuir con el bienestar de sus equipos”, aseguran.
Adicionalmente se llevaron a cabo actividades de integración con la familia como un show virtual de magia, encuentros de lectura y de videojuegos, como también las fechas especiales como el Día del Padre. Además de la posibilidad de los “viernes flex” y otros en que se invita a todos los integrantes de todas las oficinas a tomarse el día y desconectar de las tareas laborales.
Desafíos del home office para la post-pandemia
Una vez que las vidas retomen su cauce previo a marzo de 2020, se plantean desafíos tanto para empleadores como para empleados, como retornar a una presencialidad completa, la posibilidad de recurrir a una metodología híbrida donde se le da mayor flexibilidad al empleado o determinar una jornada laboral 100% remota.
Todo esto dependerá de la naturaleza de las funciones y determinadas evaluaciones, como los costos de las empresas, teniendo en cuenta la modernización tecnológica, los gastos que se le deben cubrir a los empleados (cuya reglamentación final dependerá de cada estado y los convenios de la OIT) y los costos de mantener los espacios de las oficinas y sus modificaciones para adaptarse a la “nueva realidad”.
Sea cual sea la decisión elegida, en regiones como gran parte de Latinoamérica se deberán contemplar las desigualdades presentes en niveles educativos y acceso a los recursos necesarios para el teletrabajo y velar por no profundizar las inequidades.