INTERNACIONALES

FENTANILO: LA DROGA “ZOMBIE”

El opiáceo es la principal causa de muertes por sobredosis en ese país: más de 80.000 por año. Es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más que la heroína. Y, encima, es muy barata. Por eso en las calles de sus ciudades aparecen personas deambulando como muertos vivos.

Las imágenes se devuelven postales desgarradoras. Decenas, centenares, miles de personas que deambulan por las calles de los Estados Unidos como si fueran zombies. Y todo tiene una explicación casi unívoca: la explosión del fentanilo, un destructivo opioide sintético similar a la morfina pero 100 veces más potente. Ese fenómeno inunda las calles de Nueva York, San Francisco, Washington, Filadelfia y muchos lugares más.

En 2021, la mayor parte de las más de 100.000 muertes por sobredosis en la principal potencia del mundo estuvieron relacionadas en más de un 80% con opioides y, dentro de ellos, el uso de fentanilo encabeza por escándalo la nómina. Según el último informe mundial de 2023 de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD), “el fentanilo ha alterado drásticamente el mercado de opiáceos con consecuencias catastróficas”. Las víctimas de este consumo pierden por completo el control de sus cuerpos y por eso se los ve transitar con sus cuerpos desgarbados como si fueran zombies extraídos de las más fantasiosas y aterradoras películas.

Los especialistas señalan que el fentanilo no sólo es 100 veces más potente que la morfina, sino que es 50 veces más fuerte que la heroína. Además de ser una droga altamente adictiva y relativamente económica (entre 3 y 5 dólares la dosis), lo que lo convierte en un cóctel letal. Actualmente, está indicado para aliviar ciertos dolores intensos que no se reducen con otros analgésicos, pero debe consumirse con receta médica y bajo supervisión del especialista. Sin embargo, en los últimos meses se viene observando un gran aumento de su uso de una manera compulsiva llegando a causar miles de muertes. El uso médico legal concentra el 19,3% en EE.UU., un 14,5% en Alemania y un 11,8% en España, los tres países donde más se utiliza con esa finalidad. Pero ese es el uso permitido. El otro, el que está fuera de control, el ilegal, es el que tanto preocupa.

“Entre los síntomas descritos por los usuarios, destacan inicialmente la sensación de bienestar y euforia para pasar posteriormente al aletargamiento, confusión, mareos, náuseas y vómitos, retención urinaria, contracción de las pupilas y sedación”, según explica la especialista española Patricia Guillén. Y agregó: “siendo un fármaco cuyos efectos se consideran dosis-dependientes, ante un mayor incremento de la cantidad consumida y sin intervención sanitaria, se pueden experimentar complicaciones graves como estupor, cianosis, depresión respiratoria, paro cardíaco, coma e insuficiencia respiratoria que conducirían a una muerte por sobredosis”.

Desde el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos se emitió un informe en el que explica cuáles son los signos que se pueden identificar en una persona con sobredosis por opioides, con el objetivo de que se puedan salvar sus vidas. Entre las señales que describieron figuran: las pupilas pequeñas, contraídas, como de punta de alfiler; quedarse dormido o perder el conocimiento; la respiración lenta, débil o sin respiración; los sonidos de atragantamiento o gorjeos; el cuerpo flácido; la piel fría o húmeda y pegajosa y las manchas en la piel (especialmente en los labios y las uñas). Aunque señalan que puede ser difícil diferenciar si una persona está drogada o tiene una sobredosis y que, ante esta situación, es mejor tratarla como si tuviera una sobredosis.

Frente a eso recomiendan llamar en forma inmediata a los servicios de emergencias, después administrar “naloxona”. Es un medicamento que puede revertir los efectos de una sobredosis de opioides y salvar vidas y que está disponible en todos los 50 estados de Estados Unidos. Además, se puede comprar en una farmacia local, y, en la mayoría de los casos, no requiere una receta. Luego hay que mantener a la persona despierta y respirando, colocarla de costado para evitar que se asfixie y no dejarla sola hasta que llegue la asistencia de emergencias.

El fentanilo ingresa en el cuerpo (independientemente de la forma y/o vía de administración) y rápidamente alcanza el torrente sanguíneo, llegando al sistema nervioso central en busca de los receptores opioides, a los que se une, modelando su actividad y reduciendo la transmisión de la conducción del dolor.

Patricio Navarro de la Brigada Investigadora de Sustancias Químicas Controladas (Brisuq) de Chile, explicó: “El fentanilo comenzó a circular junto con la heroína en el Hemisferio Norte, en principio, como un adulterante de la heroína. Y lo que hemos visto es que se fabrican fármacos que, en lugar de tener el principio activo correspondiente, tienen esta droga, por ejemplo, pastillas de oxicodona que son reemplazadas por fentanilo”. El comisario señaló que el principal problema es su extremada potencia, ya que muy pequeñas cantidades son capaces de producir efectos en el cuerpo humano: “con sólo 2 o 3 milígramos, se puede producir la muerte de un adulto promedio. Esto es tan grave, que se ha denominado la crisis mundial de los opioides”.

Pero el fenómeno no es exclusivo de los EE.UU. Ya se ha reportado su presencia países tan distantes como Alemania, España, México, Venezuela, Ecuador, Chile, Paraguay, Brasil y hasta Argentina. Un informe de Insight Crime, detalla que los mercados de drogas sintéticas en América Latina y el Caribe se han mantenido a pequeña escala, “en parte por la falta de un mercado establecido de consumo de opioides”, pero “el consumo regional de drogas de origen vegetal como la cocaína y la marihuana podría allanar el camino para un mayor consumo de drogas sintéticas”. Si bien el consumo de fentanilo no se ha arraigado en América Latina, el informe indica que “sí se han producido pequeñas incautaciones de fentanilo en Argentina, Paraguay y Brasil, pero no hay pruebas de producción ilícita organizada para un mercado de consumo en estos países”.

Pero a ese cuadro dramático hay que sumar la crueldad de los cárteles de la droga que están apostando a la producción y exportación del fentanilo de manera feroz. En mayo pasado, Mundonews publicó una nota titulada “Los crueles experimentos humanos de los narcos mexicanos” donde se detallaba cómo esas mafias del narcotráfico, en especial los herederos del “Chapo” Guzmán, utilizan a adictos para “probar” el fentanilo y que, como si fueran “conejillos de Indias”, muchas de las víctimas mueren en el “testeo”.

El “boom” del consumo del fentanilo vino de la mano de un costo más barato, además de ser más potente y difícil de detectar. Por eso su explosión. Una explosión que ha tensado en las relaciones bilaterales entre México (donde se produce) y EE.UU. (donde más se consume). Esta droga apareció en el mercado como una suerte de “adulterante” de otros opioides y terminó generando adicción entre esos consumidores. Tal como señalan desde el Centro Binacional de Derechos Humanos, “muchos adictos consumían heroína y cristal sin saber que ya estaba mezclada con fentanilo, solo decían que era muy potente”. Y así se fue instalando con una fuerza silenciosa y devastadora. Dejando a sus adictos como si fueran muertos vivientes. Por eso se la llama la “droga zombie”. Y no es una exageración.

Por Gabriel Michi

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