PROVINCIALES

SIEMPRE QUE SE DESDOBLÓ, GANÓ EL PERONISMO

Desde la recuperación democrática de 1983 hubo en Entre Ríos sólo dos elecciones provinciales separadas por completo de las nacionales: en 2007 y en 2019. En ambas ganó el peronismo y las dos fueron convocadas por gobernadores peronistas. Los escenarios en cada caso. Las dudas del presente.
El desdoblamiento electoral siempre ha sido un instrumento a mano de los gobernadores para especular con el escenario más favorable a su fuerza política, o a sus propios intereses dentro de esa fuerza.
Siempre se recuerda, por caso, la decisión de Jorge Busti en su segundo gobierno (1995-99) de no desdoblar para las elecciones de 1999. Por años, en la interna peronista se le reprochó haber permitido, con la simultaneidad electoral, que el radical Sergio Montiel volviese al poder (1999-03) gracias al arrastre nacional de la Alianza que llegó a la Casa Rosada con la fórmula Fernando de la Rúa – Carlos Chacho Álvarez.
Muchos vieron en esa decisión la voluntad de Busti de impedir que Héctor Maya, que en esa elección alcanzó un número de votos hasta ese momento superior a cualquier otro gobernador del PJ, se convirtiera en el nuevo líder del peronismo entrerriano.

La primera
Busti decidiría desdoblar al final de su tercer gobierno (2003-07). Y lo haría por la misma razón: pretender preservar su dominio dentro de la interna del peronismo entrerriano. Luego de haber fracasado en el intento para reformar la Constitución Provincial en 2005, Busti buscó un sucesor que permitiera la “continuidad positiva” del bustismo en el poder.
El elegido fue Sergio Urribarri, el hombre de confianza que le cuidaría el sillón por cuatro años. Lo impuso aún en contra de una fuerte resistencia de parte de una importante franja del bustismo que en julio de 2006 se dio en llamar Grupo Talleres y que en las elecciones del 18 de marzo de 2007 terminaría estructurando la Lista 100, que propuso la fórmula Julio Solanas-Enrique Cresto para competir en contra del PJ de Busti y Urribarri.
La opción de Busti por Urribarri fue tan contundente y cerrada que terminó generando la primera gran fractura electoral del PJ de Entre Ríos. La sanción de la nueva ley electoral de internas abiertas y simultáneas, un traje a medida de Urribarri que el entonces diputado Emilio Castrillón redactó por encargo de Busti, le terminó dando a Solanas argumentos para salirse del partido.
Y ese inédito escenario de una interna que se resolvía en la elección general, llevó a Busti a desdoblar los comicios, convocando por primera vez a una elección provincial separada de la nacional.
La anticipación en sietes meses (de marzo a octubre) respecto a las elecciones nacionales le reportaba un doble beneficio táctico: quitaba a Solanas y el Grupo Talleres tiempo para consolidar su armado y disolvía la posibilidad de que Cristina Fernández pegase su boleta a la de Solanas, que se había jugado por Néstor Kirchner en las presidenciales de abril de 2003, mientras Busti se mantenía prescindente.
Con la ayuda de una oposición en crisis, el esquema resultó exitoso. El 18 de marzo de 2007 Urribarri se impuso cómodamente, con el 47% de los votos y Solanas llegó al 19%, apenas un punto debajo de la UCR que con Gustavo Cusinato como candidato reunió el 20% de los votos. Busti había obtenido lo que quería: imponer a su delfín. Lo que no esperaba era que lo traicione.

La segunda
El segundo desdoblamiento electoral en Entre Ríos se produjo en las elecciones del 9 de junio de 2019. Lo decidió el gobernador Gustavo Bordet, que ese año fue por su reelección y la consiguió con un porcentaje histórico (57,4%) y una diferencia aplastante de 22 puntos sobre sus competidores de Cambiemos.
Para desdoblar, Bodet echó mano a un dispositivo legal distinto al que había usado Busti en 2007. Por eso las elecciones provinciales no fueron en marzo, sino en junio. La nueva fecha salió de una reforma electoral votada en 2018, consensuada con la oposición tras el fracaso del intento por adoptar un nuevo código electoral que contenía boleta única de papel, representación de minorías y equidad de género.
En las negociaciones con Bordet, los legisladores de Cambiemos lograron disolver el núcleo del entendimiento interno que el peronismo había alcanzado sobre la base de un anteproyecto que había motorizado el entonces diputado José Allende. Por un lado, limitaron al máximo el margen de especulación de Bordet, al fijar en la ley una fecha precisa para los comicios provinciales. El proyecto del peronismo le permitía al Gobernador llamar a elecciones entre abril y noviembre de 2019; el consensuado con Cambiemos sólo le daba margen para optar entre el segundo domingo de junio o la simultaneidad con las nacionales en octubre.
Por otro lado, quitaron de la ley el piso del 15% para obtener minoría. El argumento público por el que el oficialismo terminó aceptando la modificación fue la posibilidad de que la ley genere planteos judiciales en contra de una supuesta injerencia en la vida interna de los partidos. En privado, en cambio, los opositores reconocieron que buscaron propiciar un nuevo quiebre electoral del peronismo, por esos días enfrentado entre bordetistas y kirchneristas.
Pero a pesar de no adoptar la representación de minorías, el peronismo se reunificó en el Frente de Todos, por una decisión de Cristina Fernández. El acuerdo se terminó materializando en Entre Ríos en febrero de 2019, con Alberto Fernández como delegado para el armado de listas.
Para entonces, el desdoblamiento ya estaba decidido. En diciembre de 2018, Bordet había firmado el decreto de convocatoria a elecciones provinciales. En ese momento, se suponía que Cristina sería la candidata a presidenta. Si Entre Ríos votaba en octubre de 2019, Bordet (que no tenía candidato a presidente) se hubiera visto obligado a compartir con Urribarri el armado de las listas.
Para las elecciones de junio, tuvo el buen tino de aceptar sólo a candidatos kirchneristas de ficha limpia en las listas de la reunificación peronista con las que fue reelecto. Y Fernández lo aceptó.

¿La tercera?
Por esto días, el oficialismo se enfrenta otra vez al dilema de desdoblar o votar en simultáneo con las elecciones nacionales en 2023. En los primeros meses del año se daba por hecho que Bordet desdoblaría para marcar distancia de un gobierno nacional que no le encuentra solución al problema de la inflación y que exhibe una gestión en muchas áreas paralizada por la feroz interna entre el Presidente y su Vice.
Pero en el último mes fue ganando terreno la hipótesis de la simultaneidad, por razones que tienen que ver con el peronismo (la ausencia de un candidato a gobernador instalado; la necesidad de tiempo para que la economía mejore) y con la oposición (que el efecto Javier Milei le reste votos a JxC y que la interna nacional de JxC interfiera negativamente en Entre Ríos).
A pesar de que en las últimas semanas cayó en imagen por una sucesión de propuestas impopulares (desde la portación de armas, a la legalización de la venta de órganos), Milei sigue siendo una amenaza para convertir la polarización de los últimos años en un escenario electoral de tercios, restando votos a JxC. Pero para que eso pase en el orden provincial, Milei tiene que estar en la boleta. Si se desdobla, su rostro no se verá en los cuartos oscuros donde se elegirá al próximo gobernador entrerriano. En esta lógica, desdoblar es para Juntos por Entre Ríos reducir al mínimo el daño del efecto Milei.
Además, al separarse la elección provincial, Juntos por Entre Ríos evitaría que la interna nacional interfiera. El desdoblamiento liberaría a los precandidatos a gobernador de tener que definirse en la interna nacional de JxC y, con ello, provocar divisiones en sus propias filas. Particularmente, le evitaría un dolor de cabeza a Rogelio Frigerio, que se preservaría de la feroz interna que hay en el PRO por la presidencia de la Nación.
De la evolución de estos factores, combinados con el principal, el freno a la inflación, dependerá la decisión de votar en junio o en octubre, separado y junto a la Nación. Aunque el Gobernador tiene tiempo hasta diciembre para convocar a elecciones separadas de las nacionales, la evaluación política sobre un desdoblamiento debería estar resuelta antes del Mundial de Fútbol, que en noviembre marca el final del año para la actividad proselitista.
Las especulaciones, como siempre, pueden multiplicarse hasta el infinito. La historia reciente dice que en 1999 la simultaneidad benefició al radicalismo; que en 2003 (ver recuadro), en 2007 y en 2019, cuando no se mezcló presidente con gobernador, el beneficiado fue el peronismo.
Pero que también hubo ola nacional para el peronismo en 2011, aunque en su reelección, Urribarri superó el porcentaje de Cristina.
El dato más reciente dice que, en Entre Ríos, desde 2015 viene ganando Mauricio Macri en las elecciones nacionales. Incluso en 2019, su peor momento.
En 2003
La inestabilidad institucional del país hizo que hubiera en el presente siglo una elección a gobernador de Entre Ríos en la que no se votó presidente. Fue el 23 de noviembre de 2003, cuando el gobernador radical Sergio Montiel buscó acortar todo lo que pudo el período de transición convocando a elecciones dos semanas antes del traspaso de mando, que sería para el peronista Jorge Busti, en su tercera gobernación.
Ya se había votado presidente el 27 de abril de ese año (ganó Carlos Menem, pero como desistió de estrenar el balotaje, asumió Néstor Kirchner el 25 de mayo), pero las elecciones de noviembre no fueron organizadas por la provincia, porque también se votaron diputados nacionales.
En este desdoblamiento a medias también ganó el peronismo.

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