LOS NÚMEROS ROJOS DE SERGIO MASSA
Los principales datos de la macro marcan que la economía está hoy en un situación más débil que la que tenía cuando Sergio Massa se hizo cargo del Palacio de Hacienda.
La inflación, la pobreza, la desaceleración de la actividad y la caída de las reservas se profundizaron desde que el actual candidato a presidente asumió como ministro de Economía.
Del lado del haber el único punto a favor que puede mostrar Massa es que frenó la crisis cambiaria, que había llevado a que el dólar blue tocara los $ 285 tras la salida de Martín Guzmán de esa cartera.
Aquellos $ 285 de julio pasado equivalen a $ 650 de hoy. Sin embargo, el informal cotiza a $ 493, dos pesos menos que el viernes pasado. En lo que va del año subió menos que la inflación: aumentó 39% contra un salto estimado en 50% de los precios para cuando se conozca el dato de junio.
Quienes apoyan la candidatura del ministro lo hacen en base a este argumento: que fue capaz de desarmar la bomba, evitar que el dólar siga subiendo y que la escalada inflacionaria se espiralice aún más.
Salto en los precios
Para contener al dólar, Massa echó mano de tres versiones del dólar soja. Las primeras dos le dieron fruto: le permitieron llevar las reservas de US$ 37.600 millones en julio pasado a US$ 44.000 millones en diciembre. A partir de allí, la sequía lo obligó a peregrinar por el desierto y ver como se esfumaban US$ 13.000 millones de las reservas brutas en lo que va del año, pese a la implementación del dólar soja 3. Hoy están en US$ 31.300 millones.
Si se miden las reservas netas, las que el Central puede usar para intervenir en el mercado, el resultado es peor. Pasaron de US$ 5.000 millones a un resultado negativo de US$ 2.000 millones.
Las divisas que Massa captó tuvieron como contrapartida mayor emisión monetaria para poder pagarles a los sojeros un tipo de cambio más alto que el que recibían el resto de los exportadores.
“Cuando Massa llegó al Ministerio de Economía el stock de pesos era de $11.07 billones. Al 15 de junio pasado la cantidad de pesos se ubicaba en $21.29 billones. Un aumento de $10.22 billones (92%) en 10 meses La emisión corresponde al BCRA pero gran parte fue por el dólar soja”, indicó el economista Christian Buteler.
Ese excedente de pesos presionó sobre los precios, al igual que la sequía el salto del dólar en abril y la incertidumbre electoral.
Sergio Massa asumió la conducción del ministerio el 3 de agosto del año pasado. A poco de desembarcar se conoció el dato de inflación de 7,4% en julio, el más alto hasta ese momento en los últimos 20 años. En ese momento, el índice interanual daba 71%. Once meses más tarde, supera el 120%
En la gestión Massa, la inflación tuvo dos períodos marcados: entre agosto y noviembre del año pasado fue bajando, hasta cerrar noviembre en 4,9%. Pero desde allí empezó a repuntar, hasta el pico de 8,4% de abril pasado.
El salto de la inflación tiene su correlato en el aumento de la pobreza. El último dato oficial marca 39,2% de personas en situación de pobreza para el segundo semestre del año pasado. Allí dentro está el fogonazo inflacionario que hizo que el indicador subiera desde la base del 36,5% del primer semestre, en un mercado de actividad en crecimiento y desempleo en baja.
Para este año aún no hay datos oficiales pero las mediciones paralelas dan cuenta de que la pobreza sigue en aumento. Según el relevamiento de la Universidad Di Tella, en el semestre diciembre/mayo se elevó al 43,2%.
El economista Fernando Marull precisó que “desde que asume Massa hay 3.4 millones de pobres nuevos. Son casi 9.000 nuevos pobres por día. El Gobierno busca reelegir con 43% de pobreza, que son casi 20 millones personas”.
Los números de actividad tampoco acompañan la candidatura de Massa. En el tercer trimestre del año pasado, la economía creció 6,1%. El indicador desaceleró al 5% en el el cuatro trimestre y a 1,3% en el primero de este año -último dato oficial-.
Lo que queda por delante tampoco parece auspicioso. La sequía, la caída de las exportaciones, la alta inflación y el recorte del poder adquisitivo y el consumo llevarán a a que el año termine con una recesión de entre 2,5% y 3%, según las estimaciones privadas.