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EL SALVAJE CRIMEN QUE CAMBIÓ LA VIDA DE UN TRANQUILO PUEBLO DE SANTA FE

El trágico final de Marcos Correa, destripado y decapitado como un sacrificio ritual ofrecido a “San la Muerte” sacudió al pequeño pueblo del sur santafesino. Su jefe comunal cuenta cómo están viviendo estos días.
El brutal asesinato de Marcos Correa (39), destripado y decapitado como un sacrificio ritual ofrecido a “San la Muerte” y a quien le extirparon el corazón cuando aún se encontraba vivo, conmocionó al pequeño de Amenábar, en el sur de Santa Fe.
Correa, quien vivía en situación de calle y tenía problemas de adicciones, estaba desaparecido desde el 28 de septiembre, pero su familia recién dio aviso a las autoridades el 4 de octubre.
El cadáver del hombre, que fue buscado por policías y vecinos, fue encontrado el 13 de octubre en un basural y a pocos metros de un altar a “San la Muerte”.
Cabe destacar que el presunto homicida de Correa se encuentra con prisión preventiva, acusado de “homicidio triplemente agravado por ensañamiento, alevosía y odio religioso”.
El crimen conmovió a la pequeña localidad de Amenábar y Gustavo Zaldo, presidente comunal de Amenábar, lamentó que el pueblo sea conocido a nivel nacional “por este hecho tan aberrante” y destacó que es “una comunidad tranquila, con gente pacífica, de trabajo. La localidad creció mucho los últimos diez años, y con el crecimiento vinieron cosas buenas y cosas malas. Es el precio que nos ha tocado pagar”.
En diálogo La Capital, Zaldo detalló que “es una zona agrícola ganadera muy fuerte, con vecinos que llegan a buscar paz y tranquilidad. El pueblo creció y como todo crecimiento tiene sus pro y sus contras: pueden llegar estos personajes que no sabemos de dónde vienen”, manifestó.
“Esto no fue una pelea en un bar, esto fue algo morboso, con ribetes terroríficos. A veces la gente piensa que uno como jefe comunal puede y debe decidir quién ingresa y quién no a la localidad. Ojalá yo tuviera la potestad para correr a personajes como estos, que son turbios y nada tienen que ver con nosotros. Pero no somos patrones de estancia, ni mucho menos dictadores, hay decisiones que no podemos tomar. Ni siquiera la policía puede pedir antecedentes si no tiene una causa. Y si a uno lo eligen es para administrar el pueblo”, sentenció.

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