INTERNACIONALES

SOBREVIVIÓ DESPUÉS DE DISPARARSE CON UNA PISTOLA DE CLAVOS EN LA CABEZA

Un hombre, de 35 años, tuvo que ser atendido de urgencia por los médicos, luego de dispararse accidentalmente en la cabeza con una pistola de clavos. El impactante caso es inédito en el mundo, se conoció en las últimas horas y el nombre del sujeto no fue revelado por las autoridades.

El hecho fue difundido por una revista médica de Malasia, donde comentaron que la intervención quirúrgica que le realizaron fue exitosa. Aunque el ciudadano logró sobrevivir, porque los profesionales pudieron sacarle a tiempo el tornillo que ingresó en su organismo, sufrió algunas secuelas.

Según la información revelada, el paciente trabajaba en una obra en construcción y al momento del acontecimiento estaba intentando arreglar el artefacto que se encontraba averiado y no realizaba sus funciones correctamente.

El hombre había colocado la herramienta apuntando hacia su rostro, sin pensar que la máquina podía comenzar a andar de repente y su acción pudo haberle costado la vida. Mientras el hombre trataba de solucionar el problema, el aparato descargó por error un clavo de 3 centímetros y se incrustó de lleno cerca de uno de sus ojos.

El trabajador no llevaba puesta la máscara correspondiente para evitar posibles accidentes, por lo que el clavo penetró en el sector frontal de su cerebro, a pocos centímetros de su globo ocular izquierdo, obligándolo a ser intervenido con urgencia.

Luego de que sucediera el incidente, el paciente fue trasladado al hospital Sultanah Bahiyah, en la ciudad de Alor Setar, donde los médicos le realizaron estudios y comprobaron que el objeto se había incrustado en el lóbulo frontal de su cerebro.

Tras varios análisis, sin embargo, los especialistas confirmaron que el clavo no logró afectar nervios y arterias vitales del cerebro, por lo que solo tuvieron que extraerlo. La operación salió con éxito, lograron sacar el clavo en una sola pieza, quitar el tejido dañado, curarle el párpado y coserle la herida.

A través de la nota publicada por la revista médica de Malasia se reveló que después de una semana del tratamiento, el hombre no podía cerrar su ojo izquierdo, ni ver luz por allí, ya que le habían quedado algunas secuelas en esa zona.

Así, pasado un tiempo del acontecimiento, los profesionales no volvieron a saber más nada de su situación, ya que el ciudadano regresó a su país de origen y no comentó cómo había evolucionado su estado de salud.

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