YOUTUBER PERSIGUE A LADRONES DE BICICLETAS
El influencer conocido por su pasión por el BMX colabró con el medio digital La Sexta para la investigación. Con ayuda de un GPS, rastrearon al autor de uno de los crímenes más comunes de Barcelona y grabaron la confrontación.
La inseguridad tiende a castigar a los centros urbanos en mayor proporción, criminales aprovechando el anonimato que les trae una multitud apurada viajando de casa al trabajo o visceversa. Curiosamente, en la turística ciudad española de Barcelona el principal objetivo de los ladrones no son las billeteras, sino las bicicletas.
“Hicimos este experimento porque en Instagram me suelen mandar muchas imágenes de gente que le han robado la bici en Barcelona. En 2019 se han denunciado robos de 1.200 bicicletas y en 2020 creo que fueron unas 900”, relató Adriel Torres, un Youtuber español conocido por su contenido vinculado al BMX.
Luego de ser él mismo víctima de hurto, Torres grabó un video donde colocaba una bici trampa para cazar ladrones en la zona del Hospital del Mar de Barcelona. Un año después, y con la ola de crímenes creciendo, el equipo del medio digital La Sexta se puso en contacto con el influencer para tender una nueva trampa: una cámara oculta.
La trampa
El método de la investigación fue similar al intento de Torres: se colocó una bicicleta “fixie” en las calles de Barcelona, atada con un candado a un poste. Escondido entre sus cables, un GPS. Luego de tender la trampa, el equipo se sentó a esperar. Menos de 20 minutos después, alguien muerde el anzuelo.
El video publicado por La Sexta muestra como un sujeto se acerca a la bici, corta el cable y escapa sobre ella. Inmediatamente, el Youtuber salta a la acción y persigue al maleante sobre su propia bicicleta, mientras que el resto del equipo los rastrea con el GPS. Luego de perderlo de vista, Torres vuelve a cruzarse con el ladrón y se lleva una sorpresa: el hombre estaba sobre una bici nueva. Había robado dos bicicletas en menos de 10 minutos.
Finalmente, el Youtuber alcanza al ladrón y decide confrontarlo. Interrogado sobre por qué lo ha hecho, el ladrón pide perdón y explica que lo hace por dinero. Nunca deteniéndose, el sujeto le dice a Ariel que dejó la bici trampa estacionada frente a un hospital antes de marcharse. Cuando Torres llega a su bicicleta, descubre que le había sacado el asiento.
¿A dónde van las bicis robadas?
La historia continúa. Lo que el ladrón no sabe es que, escondido en ese asiento, se encuentra el GPS que el equipo había usado para rastrearlo. Con su ayuda, los periodistas llegan a una especie de garaje o almacén cerrado. Preguntando a un comerciante de la zona les explica que aquí “se venden muchas bicicletas todos los días”, que se hace presencialmente porque “quienes roban no saben utilizar Internet” y que los precios oscilan entre “20, 30 o 50 euros”.
Finalmente aparece la policía, que patrulla por las calles del centro de Barcelona regularmente. El reportero del medio les explica la situación, pero muy a su pesar le responden que si está en un inmueble no pueden hacer nada. La única opción es denunciar, pero ya le advierten de que será complicado recuperarlo, mientras la voz en off asegura que el 94% de los usuarios a quienes han robado la bici no la recuperan nunca.