“SI MINTIERON SIEMPRE ¿POR QUÉ LE VAMOS A CREER AHORA?”
La multitudinaria asamblea que realizó el campo, en el acceso a Arroyo Seco, en la intersección de la autopista 9 y la ruta 90, “no fue una reacción inesperada sino lógica, ya que el sector agropecuario no le cree más al gobierno actual de Argentina, es decir, no le tiene confianza”, afirmó a AIM el cooperativista Felipe Pablo Berruhet.
La manifestación que se realizó hoy en la intersección de la Ruta 90 y la autopista Rosario-Buenos Aires, “surgió ante la falta de respuestas del gobierno y de políticas reales para el sector”, dijo Berruhet.
Para el dirigente, el gobierno “carece, absolutamente, de credibilidad; el Estado es el padre de la crisis que produjo la sequía y esto es por tres conceptos fundamentales en un mercado: retenciones, intervencionismo en mercados y la brecha cambiaria”.
Las retenciones son impuesto a producir y venderlo al exterior: “Si se produce un bien que se consume en el mercado interno y el excedente lo exportas y a ese sector lo castigas con el 33 por ciento de los ingresos, es lógico que tendrás una producción menor, paupérrima, estable y sin desarrollo”.
En ese sentido, el contador indicó: “¿Por qué Brasil nos llenó de soja, maíz y trigo y ahora será autosustentable? Nosotros le vendíamos leche y ahora nos venden ellos a nosotros. Esto ocurre porque entendieron que las Leyes del mercado las pone el mercado y no una Ley en un escritorio, en un despacho, en un gobierno”.
“Como las retenciones no se curaron en salud, ahora el propio sistema reconoce que está en sequía y no alcanza para pagar los insumos y, encima, hay que darle al Estado el 33 por ciento de los ingresos y no se puede hacer, y ahí está una de las bases de la protesta”, dijo.
Por otro lado, Berruhet aseguró que “otra cara de la misma moneda es la intervención en el mercado de granos”, y en ese marco apuntó: “En ninguna parte del mundo se intervienen los mercados. Se regulan, que es otra historia, es decir, se puede regular, y está bien lo haga, pero cuando se interviene, hay una modalidad que al mercado no le gusta, ya que tiene que pasar distintos ‘peajes’ para poder desarrollar la tarea”.
“Cuando el poder está en la persona que interviene y no en quien produce una sociedad está virtualmente jodida. La intervención tiene que ser para que las cosas fluyan, pero cuando está en el Estado no fluyen y ese intervencionismo se manifiesta en muchas cosas como precios máximos, que no se permite exportar y una serie de regímenes que tiene el Estado para que el estado qué y cómo vamos a producir. Hoy un productor agropecuario tiene que pasarse más horas en el escritorio informando de su actividad que en el campo y eso tiene un costo: cada vez se trabaja, produce y apuesta menos en el sector”, afirmó.