“LOS TRABAJADORES YA HICIERON UN ESFUERZO; AHORA, SI HAY QUE PONER ALGO, QUE LO HAGAN LOS QUE TIENEN LA PLATA AFUERA”
El dirigente gastronómico no descartó discutir una rebaja de sueldos para superar la grave crisis de su sector, que está “en una situación apocalíptica”, con 500.000 fuentes de trabajo en peligro. Respaldó la extensión de la cuarentena, criticó a los políticos y pidió más participación de la CGT.
Hay que dejar de contagiar coronavirus por dos años, podría ser la adaptación para estos tiempos de aquella famosa frase que acuñó Luis Barrionuevo. Pero la pandemia no da para bromas y al líder del sindicato gastronómico se lo escucha con un tono sombrío. Describe una “situación apocalíptica” de su actividad, en la que están en peligro unas 500.000 fuentes de trabajo en la gastronomía, la hotelería y el turismo y en donde el 75% de las empresas del sector pagaron los sueldos de marzo, pero no se sabe qué pasará con los de abril. Y aunque termine la cuarentena y algún día este virus maldito retroceda, Barrionuevo afirma que en su rubro el futuro es oscuro: el trabajo en los restaurantes, bares y hoteles es de contacto personal y, además, quedará condicionado por la gran crisis económica que todos vaticinan.
Por eso, en la entrevista con Infobae, el polémico sindicalista no descarta la posibilidad de negociar una reducción de sueldos o una flexibilización de los contratos laborales dentro de una amplia negociación con el sector empresarial, pero advierte: “Si los trabajadores tienen que hacer un esfuerzo en esto, que permanentemente lo vienen haciendo porque la inflación en los últimos tiempos nos ganó, tienen que ponerla los que más tienen”. Y precisa su definición: “Si me preguntás si eso tiene que ver con el impuesto para los ricos que impulsan Heller y Máximo Kirchner en Diputados, no, mi viejo, eso se terminó. Basta de impuestos. Acá hay 150 mil millones de pesos blanqueados y declarados que se sabe de quiénes son. Bueno, que los traigan y que los pongan en el Banco Central con las garantías y los intereses que corresponden, como a los bonistas. Si acá hay que poner, que lo hagan los que tienen la plata afuera”.
-Las actividades que representa su sindicato están paralizadas. ¿Hasta dónde llega la crisis del sector?
-En estos momentos estamos en un paréntesis. La mayoría de la gastronomía en general trabajó hasta el día 18 de marzo, por lo cual hoy tenemos un 75% de los trabajadores que cobraron el 100% de marzo y un 25% que no cobró, además del problema adicional de las amenazas de despidos y suspensiones, pese al decreto del Gobierno. Lo estamos hablando con las cámaras del sector para ver cómo podemos llegar a algún acuerdo tomando como base los decretos que salieron y de los que todavía no se conoce la letra chica, como el de los Repro. Los empresarios del sector están esperando que se concrete este lunes o martes una audiencia con el Presidente en la que le van a plantear cuatro puntos. Uno es el de las tasas del 24% para pagar salarios, que son muy altas si se tiene en cuenta que nuestra actividad vive del mostrador y si no hay caja no se pueden pagar alquileres ni sueldos. No queremos que nuestra gente se sume al mundo de los millones de desocupados. Esperamos que el Gobierno le dé un poco de oxígeno a esta actividad, que seguramente será la última en recuperarse. Son más de 500.000 trabajadores en un rubro donde se está en contacto con la gente y después habrá que ver cómo queda el poder adquisitivo.
-Se lo nota muy preocupado.
-Esta es la situación un poco apocalíptica que tenemos. Si no hay trabajo es porque porque no hay empresas funcionando, si no hay empresas no hay recaudación, si no hay recaudación no vamos a tener salud en las obras sociales, porque no vamos a poder recaudar para tener la salud. Y nosotros tenemos 2.000 trabajadores entre profesionales, médicos, enfermeros y administrativos en todo el país que viven del sindicato y de la obra social. Tenemos una pequeña pyme. Los sindicatos somos los segundos tomadores de mano de obra después del Estado y dependemos únicamente de la recaudación. Jamás me hubiera imaginado que un bicho pudiera haber paralizado un país y el mundo entero. Nuestra esperanza está puesta en la reunión de los empresarios con el Presidente. No tenemos mucho tiempo para sentarnos a conversar y armar un acuerdo marco para garantizar lo que van cobrar los trabajadores que están sin cumplir sus tareas.
-¿Qué le parecen las medidas que tomó Alberto Fernández para enfrentar el coronavirus?
-Como buen profesor de la universidad, el Presidente ha hecho una explicación muy fácil de entender. Le ha sacado un poco el cuerpo al tema y le ha dado el poder a los gobernadores en aquellas provincias en las que hoy no tienen el problema del virus para que vayan viendo cómo pueden ir recuperando la actividad. Hay que seguir con la cuarentena porque hasta ahora los resultados son auspiciosos ante la desgracia que estamos viendo en otros lugares del mundo. Si queremos vencer al virus habrá que ir viendo, esto es día a día. Hasta ahora, en los que respecta a la salud, la llevamos bien. Y vamos viendo cómo llevamos la economía y cómo vamos a enfrentar el día después.
-¿Le preocupa que la extensión de la cuarentena termine afectando más todavía la recesión?
-Sí, primero está la vida. Seguro que me preocupa la crisis, pero ¿hace cuánto que venimos con la crisis? Esa es la calentura que uno tiene con la política, en donde después de un gobierno viene el siguiente y le echa la culpa al anterior, pero cada uno termina dejando más pobres. Y la pobreza también es muerte. Entonces ahí es donde tenemos que hacer hincapié. Espero que de una vez por todas los argentinos podamos mirarnos distinto y dejarnos de joder con la grieta y con toda la milonga esa. Y que los políticos se pongan de acuerdo, miren a la gente y se dejen de echar la culpa unos a otros mientras crece la desocupación, crecen los pobres, crecen los más necesitados. Por eso suceden estos escándalos que vemos en Desarrollo Social, en donde en un momento de crisis grave resulta que con todo el esfuerzo todavía tienen para hacer negociados. Esas son las cosas que te dan repulsión y te dan bronca. Acá hay siete millones que somos los que tributamos el sector privado, siete millones para bancar al resto, que son 30 o 35 millones de cheques que emite el Gobierno para estar subsidiándolo. De acá en adelante no puede ser así. Si el mundo productivo no se pone en marcha, va a ser muy difícil. Hay que terminar con eso de que los municipios, las gobernaciones y la Nación sean nichos donde van a parar una gran cantidad de desocupados y de ñoquis. El Gobierno tiene que dejarse de joder, preocuparse por lo esencial y ver cómo invierte en la obra publica y en la producción.
-¿Es difícil ser gremialista en medio de esta pandemia? Se nota que la CGT no sabe cómo ubicarse, cómo hacer que la escuchen.
-Es muy difícil. Estoy trabajando encerrado, en contacto con los secretarios generales del gremio, y después de todo lo que nos costó construir el sindicato y los servicios que damos, tenemos que estar pensando cómo podemos ponerlo a salvo. Todo esto te revuelve la cabeza. Por eso la CGT tiene que estar en el comité de crisis con el Gobierno y con los empresarios, pero también con la oposición política. Todos tiene que estar sentados en el comité de crisis y está faltando la otra pata que es la oposición, tiene que asumir un compromiso y responsabilidades porque el gobierno anterior también dejó pobreza e ineficiencia. Todos tenemos que estar ahí, viendo de qué manera recuperamos el andar del país. Para la CGT es esencial discutir y analizar con los empresarios qué sectores se ponen en funcionamiento. Acá alguien ya lo dijo: solo no se salva nadie. En el mundo las grandes potencias, que hasta diciembre se enfrentaban, se están dando una mano. ¿Quién podía creer que Rusia iba a mandar los aviones ultrasónicos con cargamento de salud para los Estados Unidos? ¿O que los chinos estuvieran apoyando a los Estados Unidos para lo que necesitaran? Seguramente va a haber un mundo distinto después de esto.
-Si cambia todo el mundo, ¿puede cambiar el sindicalismo argentino? Por ejemplo, ante la crisis económica, ¿usted estaría dispuesto a aceptar rebajas de sueldos o formas de contrataciones más flexibles para salvar fuentes de trabajo?
-Esto lo tenemos que discutir en una mesa. Cada sector lo tiene que decidir. Yo sé como manejarme con los gastronómicos, los metalúrgicos cómo manejarse con ellos, cada uno tiene que ver qué flexibiliza en esta coyuntura, pero si los trabajadores tienen que hacer un esfuerzo en esto, que permanentemente lo vienen haciendo porque la inflación en los últimos tiempos nos ganó, tienen que ponerla los que más tienen. Si me preguntás si eso tiene que ver con el impuesto para los ricos que impulsan Heller y Máximo Kirchner en Diputados, no, mi viejo, eso se terminó. Basta de impuestos. Acá hay 150 mil millones de pesos blanqueados y declarados que se sabe de quiénes son. Bueno, que los traigan y que los pongan en el Banco Central con las garantías y los intereses que corresponden, como a los bonistas, que tarde o temprano nos cobran. Así que ellos también. ¿Por qué tenerlo en los bancos si acá les podemos dar más intereses de los que tienen afuera por la plata? Que lo único que hacen es ir a contarla a lo mejor una vez por mes o cada seis meses. Si acá hay que poner, que lo hagan los que tienen la plata afuera. Que la traigan y la blanqueen. ¿Le pedís un esfuerzo a la clase trabajadora? Fenómeno, pero también que la pongan. Por eso la CGT tiene que estar participando porque no suena bonito decir que estás dispuesto a aceptar una rebaja de salarios. No… yo sé cómo está mi actividad y si no es productiva sabré cómo sustentarla para que la fuente de trabajo se abra. Cada uno de nosotros sabemos cómo manejarnos, pero tiene que estar la CGT discutiendo todos los temas con el Gobierno y con los empresarios.