ECONOMÍA

PESIMISMO ENTRE COMERCIANTES: PREVÉN UN 2023 MUY FLOJO

La Cámara Argentina de Comercio lanzó un índice que mide el consumo de los hogares. En enero subió 5,5% en volumen y es 0,3% inferior a diciembre. Observan una economía estancada y echan la culpa a la caída del poder de compra, la inflación y a incertidumbre.

La Cámara Argentina de Comercio decidió tomar el pulso de la actividad. Y pese a que el índice de consumo de los hogares que elabora registró un aumento de 5,5% en volumen el último enero, Mario Grinman el titular de la entidad, se mostró “muy preocupado” esta mañana. Ese índice permite saber lo que pasó y anticipa lo que viene en el sector comercial.

“El índice es 0,3% menor a diciembre y muestra una contracción de 6% respecto a la capacidad de compra de los hogares en comparación con el último mes de 2022 y una baja de 1,6% en la comparación interanual. Vemos un estancamiento del consumo”, señala. En 2022 el crecimiento fue robusto hasta el cuarto trimestre y desde entonces la caída acumuló 4,56%.

“Con la salida de la pandemia y los gastos postergados, el consumo se mantuvo por encima del crecimiento del PBI. Pero ese efecto se fue diluyendo por la suba de precios, la pérdida de capacidad de compra y la incertidumbre. Estamos en un proceso de estancamiento, de actividad planchada”, dictamina el economista de la Cámara, Matías Bolis Wilson, que elaboró el trabajo con la asistencia de Ecolatina. Para Bolis Wilson el mejor escenario para 2023 es un empate con lo sucedido en 2022.

El año pasado el consumo logró igualar con una leve mejora de 0,31% a 2019, el año anterior a la pandemia, pero resultó 3,39% menor a 2018.

En la sede de la Cámara de Comercio, en su moderna sala de reuniones con vista privilegiada al helipuerto de la Casa Rosada, Grinman confesó que los comerciantes tienen gran capacidad de resiliencia y “estamos acostumbrados a manejarnos con la inflación, pero no con estos niveles que inciden en la indexación de todos los contratos y especialmente de las expectativas que alimentan a su vez la propia inflación”.

Aseguró que sus asociados, los supermercados, participan sin quejas del plan precios justos. “El problema ya no es la economía, es la política. Nosotros sabemos remar en dulce de leche, pero para poner un freno a los precios y a la erosión que provoca la inflación hace falta mucho más que un acuerdo de precios. Hay que poner fin a esta volatilidad. Dar previsibilidad en vez de atacar a otros poderes como la Corte Suprema. Y hay responsabilidades tanto del oficialismo como de la oposición”, dijo Grinman a un grupo de periodistas.

En la agenda de preocupación de los comercios figuran desde los impuestos a los piquetes que les restan días de venta. Hay sectores que muestran una caída brusca en comparación con enero de 2020 como indumentaria y calzado con una baja de 19,7% o recreación y cultura con una caída de 16%.

Aquí otros aspectos del índice:

En 2022 continuó el proceso de recuperación a lo largo del primer semestre del año, pero hacia la segunda mitad comenzaron a verse los efectos de la volatilidad política y económica sobre la inflación, los ingresos y el consumo. El Indice de Consumo comenzó primero a desacelerar su avance para luego entrar en terreno desestacionalizado negativo, acumulando un crecimiento anual de 15% frente a 2021 pero que apenas le permitió empatar los niveles de 2019 previos al Covid.
El consumo cae cuando los ingresos se reducen, y aumenta cuando éstos crecen.
Las relaciones de intensidad parecerían, sin embargo, haber cambiado a partir de la pandemia, momento en que el consumo comienza a presentar movimientos más fuertes que los ingresos (aunque siempre en el mismo sentido), algo diferente a lo sucedido en 2018 y 2019 cuando las variaciones del consumo tenían una magnitud mucho más alineada con la del poder de compra de los hogares.
Durante 2020 y 2021 hubo ciertos consumos (fundamentalmente de servicios, aunque también de algunos bienes) que no fueron llevados a cabo por problemas de oferta (servicios culturales y restaurantes restringidos o con aforo, educación virtual con todo lo que ello implica, problemas logísticos o falta de insumo en algunos sectores, etc.).

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