UNO DE CADA CINCO PORTEÑOS ERA POBRE ANTES DE LA PANDEMIA
El análisis fue realizado en 2019, ya que el coronavirus impidió hacerlo en 2020 y, a diferencia del realizado por el Indec, no mide la pobreza solo a través del nivel de ingresos sino en forma multidimensional, considerando indicadores de salud, educación y vivienda, entre otros
La Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires presentó la primera medición de pobreza multidimensional y, con datos del último trimestre de 2019 -en 2020 no se pudo realizar por la pandemia- se observa que para finales de ese año el 15,3% de los hogares de la Ciudad era pobres multidimensionales mientras que en los hogares con presencia de menores de 18 años lo eran el 25,7 por ciento.
Los hogares pobres multidimensionales y pobres por ingreso representaron un 7,5% del total y, entre los hogares con menores de 18 años, un 16,9 por ciento.
Si se toma la población total, el trabajo del instituto porteño señala que en la etapa previa a la pandemia el 20,3% de la población de la Ciudad era pobre multidimensional y entre la población de menores de 18 años el porcentaje ascendió a 30,6%. Los pobres multidimensionales y por ingreso representaron el 11,9% mientras que entre los menores de 18 años representó el 22,2 por ciento.
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Si se observan los diferenciales por zona de la Ciudad surge que en la zona norte la pobreza multidimensional de los hogares y de la población se encuentra muy por debajo del promedio de la Ciudad, alcanzando al 8,2% de los hogares y en el otro extremo se encuentra la zona sur con el índice más alto, el 36,6%. En la zona centro el porcentaje es cercano al promedio, con el 24,8% de los hogares.
Esta es la primera medición que realiza un distrito en el país de la pobreza multidimensional. Hasta ahora, el dato que publica tanto el Indec como el resto de los institutos de estadísticas provinciales es unidireccional y está basado en los ingresos. En este caso, se tienen en cuenta una serie de factores que, según explicó a Infobae José Donati, director de Estadística y Censos del gobierno porteño.
Así fue que la Ciudad trabajó junto a los equipos de la Universidad de Bristol, del Reino Unido, y de la Universidad Nacional de General Sarmiento, y se dispuso a través de una metodología de focus groups un sistema que permite medir la pobreza multidimensional en forma continua a partir de 5 dimensiones, Alimentación, Salud y cuidados, Vivienda y servicios, Equipamiento del hogar y Privación social y Educación, en lugar de hacerlo exclusivamente a través del nivel de ingresos.
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Estas dimensiones incluyeron finalmente 17 indicadores para los hogares sin menores de 18 años, que incluyeron para la dimensión Alimentación, Saltearse comidas y Comer menos; en Salud y cuidados: Remedios, Estudios, Tratamientos Dentales y Asistencia para cuidados; en Vivienda y servicios: Goteras, Agua caliente y Electricidad; en Equipamiento del hogar: Heladera, Frazadas, Ropa adecuada y Reemplazar ropa; y en Privación social y educación: Gastos personales, Vacaciones, Invitar y Transporte Público.
Según explicaron los funcionarios del instituto de estadísticas porteño, este estudio determina que para ser considerado pobre el hogar debe presentar carencias en al menos dos dimensiones. Y para tener carencia en alguna dimensión, debe tener insatisfecho al menos el 33% de los indicadores.
“Debe enfatizarse que no es la mera falta de uso o acceso a un bien o servicio, o la no realización de una actividad lo que define la situación de necesidad en cada ítem, sino el hecho que tal resultado es consecuencia de no contar con los recursos para hacerlo. Ello implica no contar con el dinero o tratarse de un servicio que no está proveyendo el Estado”, explicaron.
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Un ejemplo de esto es que algunos señalaron en el universo de privación social y educación la imposibilidad de vacacionar o de invitar a comer por no contar con los recursos necesarios.
Una familia necesitó en enero $54.366 para no ser pobre
En tanto, según el estudio mensual que publica el Gobierno de la Ciudad, en enero una familia porteña necesitó en enero un ingreso de $54.366 para no ser pobre, cifra que significó un incremento del 4,2% con relación a diciembre anterior.
Para que esa misma familia de cuatro integrantes no caiga en la indigencia, necesitó en el primer mes del año un ingreso de al menos $28.791 , con un alza mayor, ya que trepó al 5,4% con relación a diciembre. La estadística oficial refleja la fuerte suba que vienen teniendo los artículos de primera necesidad, incluidos los alimentos.
Según la Dirección de Estadística y Censos del Gobierno porteño, en diciembre, el ingreso que determina la pobreza para una familia era de $52.181, mientras que la de indigencia era de $27.304. En la medición interanual, en el caso de la canasta de pobreza experimentó un aumento del 38,9%, mientras que la de indigencia fue del 44,7%, lo cual marca que la suba de precios golpea con más fuerza a los sectores más desprotegidos de la sociedad.
Este jueves, tanto el Gobierno porteño como el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) divulgarán el índice de inflación del primer mes del año, que rondaría el 4%. En Capital, en el caso de la canasta que mide la indigencia, sumó $8.889 en comparación con enero del año pasado, mientras que la vinculada a la pobreza son $15.217 más.
La denominada CBT incluye alimentos y artículos de primera necesidad, pero no el alquiler de la vivienda. Según la estadística oficial, para que esa familia se aleje de niveles de vulnerabilidad y pueda ser considerada como de clase media, debió tener un ingreso de $83.499,63, si se agrega el alquiler y sin expensas, superaría los 100 mil pesos.