ECONOMÍA

VULNERABLES, MAYORÍA MUJERES MIGRANTES Y JEFAS DE HOGARES NUMEROSOS

Alrededor de 17.000 trabajadorxs de esta actividad quedaron sin ocupación durante el segundo trimestre del año, lo que implica una caída del 40 por ciento. Este número duplica a la reducción de la población ocupada de la Ciudad durante el mismo periodo.
En el nuevo anuncio de renovación del aislamiento social el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) permitió que las trabajadoras del servicio doméstico retomen sus actividades. De acuerdo al organismo de Estadísticas de esa jurisdicción, alrededor de 17.000 de ellas quedaron sin ocupación durante el segundo trimestre del año, lo que implica una caída del 40 por ciento. Este número duplica a la reducción de la población ocupada de la Ciudad durante el mismo periodo, que fue de 18 por ciento con respecto al primer trimestre.
El servicio doméstico tiene un peso importante en la estructura laboral de la Ciudad. El 4,9 por ciento de la población ocupada, unas 76.500 personas, se desempeñan en esa labor, un sector económico particularmente golpeado por la pandemia: por el tipo de actividad que brinda, incompatible con las medidas de aislamiento, pero sobre todo por el alto nivel de informalidad en sus contrataciones. Además, la pérdida de empleo del personal doméstico es preocupante por las características de la población que la conforma: la llevan a cabo en su mayoría mujeres migrantes jefas de hogares numerosos sin otro ingreso familiar.
Siete de cada diez porteñas que trabajan en servicio doméstico nacieron en otro país o ciudad, donde quedó parte de su familia y su trayectoria laboral: el 37,6 por ciento son migrantes internacionales, en su mayoría paraguayas y otro 34,6 por ciento son migrantes internas. El promedio de edad es de 46 años, y casi la mitad no logró completar la escuela secundaria.
El 59 por ciento de las mujeres que se desempeñan en esta actividad son jefas de hogar y el porcentaje se eleva al 74 por ciento al contabilizar quienes residen en hogares sin presencia de cónyuge. Además, el 18,7 por ciento vive en hogares extendidos o compuestos, es decir, en los que además del núcleo familiar residen otros familiares o no familiares, lo que da cuenta de la importancia de este ingreso como únicas aportantes de hogares numerosos.
Derechos laborales
La reducción del empleo en el sector se produjo casi completamente entre la población sin descuento jubilatorio. A pesar de los avances en la normativa, a solo el 31 por ciento de las trabajadoras domésticas de la Ciudad, su empleador o empleadora les efectúa descuento jubilatorio (23.500 personas, sobre un total de 76.500 personas). El descuento jubilatorio está asociado al cumplimiento de otros derechos laborales como el acceso a una obra social, indemnización en caso de despido, vacaciones pagas, aguinaldo y salario familiar. Recíprocamente, el no cumplimiento del registro por parte del empleador, se correlaciona fuertemente con la falta de acceso a los demás derechos: solamente el 39,9 por ciento de las trabajadoras domésticas tiene acceso a algún derecho laboral, mientras que más del 60 por ciento no tiene acceso a derecho laboral alguno.
“Los derechos históricos, se vuelven prioritarios en contexto de pandemia y sin ellos se sitúa una parte de la población por fuera de los mecanismos de protección social que se derivan del trabajo en un contexto de aislamiento social preventivo obligatorio”, asevera el informe elaborado por el Gobierno de la Ciudad. Una muestra de ello es que en menos de un tercio de los hogares con jefa en servicio doméstico, todos sus miembros tienen cobertura en salud proveniente del trabajo.
La ayuda del Estado durante el aislamiento social preventivo obligatorio para estas trabajadoras se hizo a través del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), incluso cuando estuvieran registradas en la seguridad social. Cerca del 30 por ciento percibe transferencias monetarias condicionadas, especialmente AUH y Ciudadanía Porteña con Todo Derecho.
Para el 2019, el 15,3 por ciento de los hogares estaban en condición de pobreza, pero cuando se trata de los que tienen jefatura ocupada en servicio doméstico, el guarismo se dispara al 46,7 por ciento. “Esto evidencia la vulnerabilidad que tienen estas trabajadoras y sus hogares y las severas implicancias que puede tener la pandemia en términos de sus condiciones de vida”, concluye el informe.

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