“TODOS LOS PERROS SON POTENCIALMENTE PELIGROSOS”
Tras un nuevo ataque de rottweiler, la psiquiatra veterinaria, María de la Paz Salinas, explica cómo funciona el comportamiento animal y derriba mitos.
Al hablar de perros potencialmente peligrosos (conocidos como PPP) se suelen mencionar razas específicas como los rottweiler, pero ¿Son esas razas las únicas peligrosas? Según María de la Paz Salinas, médica veterinaria (MN 6429) con diplomatura en psiquiatría veterinaria (Universidad Claude Bernard Lyon – MP 13804) y evaluadora de peligrosidad canina, “todos los perros son potencialmente peligrosos” y “el problema está en que siempre estamos un paso atrás y actuando sobre la consecuencia”.
En la Argentina, según la Ley N° 4.078, se consideran “perros potencialmente peligrosos“ (PPP) aquellos que pertenecen a las siguientes razas: “pitbull terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire terrier, dogo argentino, fila brasileño, tosa inu, akita inu, doberman, rottweiler, bullmastiff, dogo de burdeos, bull terrier, gran perro japonés, mastín napolitano, presa canario, ovejero alemán, cane corso y aquellos adiestrados para el ataque”.
Pero lo que plantea la veterinaria es que más allá de la raza, “cualquier animal de cierta envergadura es muy peligroso” tanto para un adulto como para los chicos y que “ningún perro nace peligroso”, sino que la agresividad es “una construcción” realizada por nosotros como sociedad. “Estaría bueno explicar cómo se construyen estos perros peligrosos, porque el peligro se construye. Ningún perro nace peligroso”, remarcó la especialista.
En Argentina los perros que ingresan a un centro de zoonosis no lo hacen por casos de agresividad, sino que entran por la ley de prevención de rabia. Si un perro muerde, se lo tiene en observación durante 10 días desde el ataque y luego se lo devuelve al responsable.
Y, a pesar de contar con una ley (Número 4.078) que solicita el registro de los perros denominados por ellos como PPP, pareciera que no se hace ningún seguimiento o control sobre los perros que ya han mordido/atacado anteriormente.
“Me dicen ‘no es lo mismo que te muerda un pitbull que un yorkshire’ y esa es una comparación que me saca, porque es obvia, pero no estamos hablando de eso, estamos hablando de que tenemos un sesgo en la información”, apuntó Salinas.
Y añadió: “Las leyes de razas peligrosas tienen una trampa que es muy peligrosa (valga la redundancia): me dan una falsa seguridad cuando yo tengo un animal de otra raza. Y la verdad es que estamos conviviendo con una sub-especie de lobo. He visto accidentes con un perro mediano, como un cocker, que si hubiese dicho que lo mordió un pitbull me hubieran creído. Tenemos que aprender y conocer con quienes estamos conviviendo”.
Asimismo, la especialista aseguró que los animales que terminan con accidentes serios o fatales no muerden “de la nada” sino que realizan avisos, pero que, si no los conocemos, no seremos capaces de detectarlos. “Nosotros generamos animales con problemas, muchos con trastornos de desarrollo. Si yo le pregunto a alguien cuándo un cachorro tiene que dejar de morder o romper cosas, me van a decir ‘a los ocho meses’, pero en la naturaleza pasado los dos meses y medio o tres ya no muerden ni jugando. Porque no se pueden exponer a una reacción de un adulto que lo pueda matar, entonces la madre les enseña”, señaló la doctora en psiquiatría veterinaria.
Es por ello, que a lo largo de esta nota iremos explicando cuales son las señales de advertencia de un animal con tendencia a ser agresivo, qué hacer frente a eso y cómo evitar situaciones de “ataques”.
Los perros peligrosos se construyen
“Yo considero que es una construcción. Nosotros empezamos quitando los cachorros de la madre demasiado temprano”, comenzó explicando Salinas ya que según la especialista, un perro destetado antes de tiempo no aprende cómo comunicarse y relacionarse correctamente.
Y agregó: “El perro de pelea lo puedo hacer yo muy eficientemente: se lo quito a la madre a los 15 días. Ya está. Voy a tener un perro que no es perro y que va a predar a otros animales y en el momento que tenga un conflicto ese conflicto va a ser a muerte. Porque no va a tener cargado el ‘software de comunicación social'”.
Desde una mirada “humana”, un niño que crece sin una madre o un padre que le enseñe cómo manejarse en la vida muy probablemente también crecerá con problemas de desarrollo, de comunicación y de adaptación. Bueno, en este caso es lo mismo. Un animal no sociabilizado, un animal al que la madre no le enseño qué hacer en situación de pelea, no sabrá cómo actuar correctamente y peleará hasta la muerte.
“Por ejemplo, en una pelea, si el otro pone una postura de apaciguamiento no la comprende y lo mata, y si él va perdiendo no sabe cómo frenarla con una postura de apaciguamiento. Entonces, con uno de esos perros la pelea es a muerte. Después decimos ‘que peligroso que es esto’. Y sí, es peligroso porque nosotros terminando generando ese problema, involuntariamente y por desconocimiento”, explicó la veterinaria.
Uno de los conceptos más generalizados sobre el pitbull y los PPP es que ‘por su genética son agresivos’, pero ¿Es así? Según la especialista, no. “El ambiente condiciona la expresión del genoma. Si queremos hacerlo más simple y decir, ‘la genética es muy pesada’, sí, pero el ambiente condiciona como esa genética se expresa”, apuntó.
La especialista explicó que por razones sociales hay más perros pitbull, entonces si se aumenta una población, también va a aumentar la cantidad de problemas con esa población. En algún momento -continuó- los ovejeros alemanes podrían los mayores mordedores de la Argentina, siempre y cuando esta raza pase a ser la más numerosa en el país.
En otras palabras, un perro no es peligroso por la genética, sino por las condiciones sociales, el porcentaje de población de esa raza y por alejarlos antes de tiempo de su madre, con la que deberían permanecer por 60 días como mínimo.
Signos de advertencia
Cómo se mencionó anteriormente, un perro no ataca “de la nada”, sino que va realizando avisos, va demostrando conductas que pueden derivar en una agresividad.
Según María de la Paz Salinas podemos hablar de las “cuatro A”:
– Apego: cercanía continua y exagerada al humano
– Adaptabilidad: capacidad tiene para gestionar los estímulos del medio
– Agresividad: gruñidos o mordidas
– Autocontrol: Los perros después de los dos meses y medio de vida no tienen que morder ni jugando. “Rompen cosas porque vienen atrasados con un aprendizaje que empieza en la quinta semana de vida, que si están con una madre los reprende, los educa” remarcó.
Asimismo, la especialista explicó que hay tres momentos en la vida del animal, denominados picos fisiológicos de agresividad, en los cuales debemos prestar más atención a esas “señales”. El primero de ellos es cuando se realiza el destete, que debería gestionarlo la madre y el otro, el peri-puberal, que se da en dos etapas.
El momento del destete, es cuando la madre les enseña a como comportarse. “Un perro cachorrito no tiene que gruñir con la comida, si lo hace, preocúpense, porque en ese caso la mamá no lo educó”, apuntó.
Y explicó cómo debemos reaccionar ante esa situación. “En ese tipo de situaciones lo que tenemos que lograr es que sea una reacción oportuna y adecuada. Lo que recomiendo es que se haga un refuerzo negativo: el perro manifiesta una agresión, lo margino. Cuando no esté pidiendo lo dejo entrar y lo repito sistemáticamente y lo obligo a apaciguarse del otro lado de la puerta. Hay que tener mucha paciencia, pero no hay que entrar en castigo”, detalló.
El segundo pico, el peri puberal que tiene dos etapas: una corresponde “al momento en el que la hembra entra en celo y el macho levanta la pata para orinar y que es generalmente cuando empiezan los problemas, porque se ponen más resistentes a la autoridad, no hacen caso y pueden llegar a enojarse en ciertas circunstancias y es el momento en el que aparece el gruñido”, expresó María de la Paz Salinas. Y la segunda etapa se da seis meses después “donde aparecen los problemas más serios”, con un grado mayor de agresividad.
¿Se puede prevenir? “Sí, se puede y se debe prevenir. Con una cría adecuada, donde los cachorros –no importa la raza que sean- estén con la madre 60 días o si tengo una madre ausente, tener un adulto regulador, un perro con un buen comportamiento que los eduque” remarcó.
¿Se puede rehabilitar un perro agresivo?
Una de las preguntas más frecuentes en este tipo de situaciones, como la ocurrida ayer con el perro Pitbull que mordió a ocho personas, es ¿se puede rehabilitar a un perro agresivo? Según Salinas es una pregunta muy difícil de contestar porque lo primero que hay que hacer es un diagnóstico. “Hay ver qué tipo de agresiones tiene, en qué contexto y si estas están acompañadas tanto de una patología orgánica como dolores articulares crónicos”, apuntó.
“Yo no te puedo decir que todos se van a curar. Unos se van a curar, otros no, y en algunos vamos a tener que hacer otro tipo de manejo, pero siempre tendiendo a un manejo seguro del animal. Conociendo el riesgo, que tipo de agresión tiene y que tipo de situaciones manifiesta voy a tener el manejo adecuado para ese individuo. El problema suele estar en encontrar alguien que pueda contener a ese perro, pero eso no implica que no exista la posibilidad de generar una situación segura”, concluyó.
¿Por qué ataca un perro “sin aviso”?
Los casos mayormente comunicados son los que un perro ataca sin dar aviso, pero ¿se puede determinar por qué un perro ataca de esa forma? ¿Es realmente “sin aviso” o hay un motivo en específico o simplemente de un “descontrol mental”?
“¿Tenemos afecciones psiquiátricas en veterinaria? Sí, absolutamente, pero también tenemos problemas que son agresiones secundarias a estados ansiosos, estados depresivos, a trastornos del desarrollo, fobias, etc…”, comenzó desarrollando la doctora.
Y continuó: “La verdad es que hay diferentes tipos de agresión. Es muy difícil, tenemos que ver la situación puntual, la secuencia completa: cuándo esta por, cuándo lo hace y cuándo termina”.
Sobre el caso del Pitbull de Morón la especialista opinó: “Me da la sensación, que no hubo secuencia, salió híper excitado a hacer un desastre. Yo no lo conocía al perrito, pero posiblemente tuviera déficit de autocontroles, entonces cualquier cosa que tenga de base y supere un cierto umbral de estimulación es doblemente peligroso”.
El autocontrol es aprendido por el animal por medio de la madre: “Los autocontroles lo aprenden a las cinco semanas de vida con los juegos sociales, donde juegan entre ellos y la madre castiga al cachorro agresor, al cachorro que hace llorar a su hermano”, pero nosotros como seres humanos también influenciamos. En toda situación de maltrato impulsamos al animal a ser agresivo y a que pierda el control. “Básicamente cuando tenemos un sistema donde el premio es inalcanzable y el castigo es inevitable, las cosas no van a funcionar bien”, remarcó la especialista.
Y concluyó: “El destete precoz es una forma de maltrato tolerado. Una persona que adquiere un cachorro de 32 días es cómplice de maltrato”.
Consejos para evitar el ataque y qué hacer al momento del ataque
Ahora, ¿Qué cosas podemos hacer para evitar un ataque? En términos generales -comenzó explicando Salinas- porque si estamos frente a un perro que no tiene comportamiento social vamos a estar en problemas, hay que eludir las siguientes cosas:
– NUNCA hay que mirarlo a los ojos, la mirada va fija y sostenida a la base de la cola
– No generar situaciones cerradas
– No salir corriendo, porqué lo que desencadena la persecución es la huida
– No darle la espalda
– No ir corriendo hacia el perro
– No bajar la velocidad de golpe porque lo ven como una amenaza
Y ante el ataque de un perro, aunque “el riesgo está en la masa del atacado (el peso por la velocidad) con respecto a la masa del atacante y el perro supera al atacado lo que se debe hacer es lo siguiente”:
– No gritar
– No revolear los brazos
– Que otra persona levante los miembros posteriores, sin tironear del perro porque puedo generar un desgarro en el atacado
– Que una persona realice algún ruido fuerte