INTERNACIONALES

LA HISTORIA DE UNA FAMILIA QUE NO TIENE HUELLAS DACTILARES

La familia Sarker tiene una rara condición genética. La familia Sarker tiene una rara condición genética.
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Por Crónica

A pu, de 22 años, vive con su familia en una aldea en el distrito norteño de Rajshahi, en Bangladesh. Hasta hace poco trabajaba como asistente médico. Su padre y abuelo eran agricultores. Los hombres en la familia de Apu parecen compartir una rara mutación genética que se cree que sólo afecta a un puñado de personas en el mundo: no tienen huellas dactilares.

Antes, en las épocas del abuelo de Apu, no tener huellas digitales no era gran lío. “Nunca lo pensé como un problema”, dijo el joven. Pero después de décadas, esos pequeños surcos que se arremolinan en las puntas de nuestros dedos -llamados dermatoglifos- se han convertido en el dato biométrico más recopilado del mundo. En la actualidad, las huellas digitales se utilizan para operar un sinnúmero de dispositivos, como el teléfono inteligente.

En 2008, cuando Apu era niño, Bangladesh introdujo una tarjeta de identidad nacional para todos los adultos y la base de datos requería una huella del pulgar. Los funcionarios, confundidos, no sabían si emitirle una tarjeta al padre de Apu, Amal Sarker. Finalmente recibió una tarjeta con el sello “Sin huella digital”.

En 2010, las huellas dactilares se volvieron obligatorias para pasaportes y licencias de conducción. Después de varios intentos, Amal logró conseguir un pasaporte mostrando un certificado de una junta médica. Nunca lo ha usado, en parte porque teme que haya problemas en el aeropuerto.

Y, aunque conducir una motocicleta es esencial para su trabajo de agricultor, nunca ha obtenido una licencia. “Pasé el examen, pero no me dieron la licencia porque no podía dar una huella digital”, explicó. Amal carga consigo el recibo de pago de la licencia, pero no siempre lo ayuda cuando lo detienen. Lo multaron dos veces. En ambas ocasiones explicó sobre su dolencia a los policías, dijo, y les mostró las puntas de sus dedos para que vieran.

Ninguno le perdonó la multa. “Siempre es un experiencia vergonzosa para mí”, contó Amal, cuyos dedos no tienen los patrones distintivos que se encuentran en la mayoría de las personas. La dolencia rara que afecta a la familia Sarker se llama adermatoglifia. Se dio a conocer ampliamente en 2007 cuando Peter Itin, un dermatólogo suizo, fue contactado por una mujer de su país que tenía problemas entrando a los Estados Unidos.

Su cara correspondía a la foto de su pasaporte, pero los agentes de inmigración no podían registrar sus huellas dactilares. No tenía. Tras examinarlo, el profesor Itin encontró que la mujer y ocho miembros de su familia sufrían una rara condición, con las yemas de los dedos planas y un número reducido de glándulas sudoríparas en las manos.

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