INTERNACIONALES

EL TURKMENO QUE PROHIBIÓ EL COVID Y LE HIZO UNA ESTATUA DE ORO A SU PERRO

Berdimuhamedow, ha dispuesto una insólita manera para disminuir el impacto de la pandemia en el país: prohibió la palabra “coronavirus” y ordenó detener a cualquier persona que hable de la enfermedad o camine por la vía pública con barbijo.
Además, el presidente de apellido impronunciable mandó erigir una colosal estatua de oro en honor a su perro con quien mantiene una obsesión que raya en la locura: obligó a los ocho bancos principales de Turkmenistán a que destinen un 12,5% de sus regalías a financiar el primer hotel zoológico con “condiciones para mantenimiento confortable” de los animales. Además, acaba de inaugurar una colosal estatua de oro en homenaje a la raza Alabai.
El contraste entre la ausencia de datos de la pandemia, en un país que limita con Irán, el país que más muertes tuvo en el mundo y la exposición desmesurada hacia su figura y el amor a las estatuas colosales es abrumador.
“Oficialmente” no hay un solo caso de Covid en Turkmenistán. A través de la prohibición y la negación se busca borrar cualquier rastro de Coronavirus. Los casi seis millones de habitantes de esa pequeña república soviética no tienen forma de informarse, ya que internet está prohibida para casi todos, obviamente los medios de comunicación son controlados por el Estado y el miedo a la reacción oficial que los médicos no diagnostican el covid. Todos los folletos instructivos y de recomendaciones sanitarias fueron sacados de circulación y en las escuelas, oficinas y parques está expresamente prohibido mencionar cualquier palabra referida a la pandemia.
Según denuncia la organización Reporteros sin Fronteras, que coloca al país en el último lugar en el Índice Mundial de Libertad de Prensa, estas medidas fueron tomadas pese a que la nación asiática mantiene fronteras con Irán, el séptimo país con más infectados en el mundo (con 48 mil contagiados, supera ampliamente al Reino Unido, que tiene 29 mil y está octavo en el ránking)
En el país más cerrado del mundo, el covid es un invento y el amor a los perros, una cuestión de Estado.
Lo confirma una escultura montada sobre un zócalo compuesto por unas pantallas cilíndricas que muestran a ejemplares de la raza del can, la alabai, en acción. La figura del animal se une a otra, también cubierta de oro, que representa al presidente del país, Gurbanguly Berdimuhamedow.
El mandatario, al que organizaciones de derechos humanos tildan de autoritario y represor de los disidentes, mandó erigirse a sí mismo montado en caballo, uno de los símbolos de la desértica nación exsoviética junto precisamente los perros, que usan habitualmente los numerosos pastores que pueblan el país.
Turkmenistán se independizó de la URSS tras su disolución, en 1991. La economía del país depende en gran medida de sus recursos naturales de gas. Berdimuhamedow ha dirigido el país desde 2007 y recibe el nombre extraoficial de Arkadag (“protector” en lengua turcomana).
El mandatario considera que la raza alibai, un tipo de perro pastor típico del Asia Central, es patrimonio nacional, y le ha dedicado un poema y un libro. En 2017 regaló a Putin un cachorro de este can, conocido por su tamaño grande y corpulencia. También lo es por su fiereza contra los lobos y su destreza en la vigilancia a ovejas y cabras. Se emplean, además, como perros guardianes y para peleas con otros ejemplares, una afición extendida en Turkmenistán.
La escultura está montada sobre un zócalo compuesto por unas pantallas cilíndricas que muestran a ejemplares de la raza del can, la alabai, en acción. La figura del animal se une a otra, también cubierta de oro, que representa al presidente del país, Gurbanguly Berdimuhamedow.
La inauguró en otra confluencia de Asjabad, capital y ciudad más habitada de un país que cuenta 5,6 millones de habitantes. El mandatario, al que organizaciones de derechos humanos tildan de autoritario y represor de los disidentes, mandó erigirse a sí mismo montado en caballo, uno de los símbolos de la desértica nación exsoviética junto precisamente los perros, que usan habitualmente los numerosos pastores que pueblan el país.
Turkmenistán se independizó de la URSS tras su disolución, en 1991. La economía del país depende en gran medida de sus recursos naturales de gas. Berdimuhamedow ha dirigido el país desde 2007 y recibe el nombre extraoficial de Arkadag (“protector” en lengua turcomana).
El mandatario considera que la raza alibai, un tipo de perro pastor típico del Asia Central, es patrimonio nacional, y le ha dedicado un poema y un libro. En 2017 regaló a Putin un cachorro de este can, conocido por su tamaño grande y corpulencia. También lo es por su fiereza contra los lobos y su destreza en la vigilancia a ovejas y cabras. Se emplean, además, como perros guardianes y para peleas con otros ejemplares, una afición extendida en Turkmenistán.

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