“TAMOS MAL….O”
La economía argentina contaría en 2024 con exportaciones netas relacionadas al sector agropecuario que superan en 10.500 millones a las registradas este año. Así lo calcula un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, que adelanta que las ventas al exterior totales de parte de la Argentina volverían el año próximo a los buenos niveles registrados en 2011, 2012 y 2021, todavía por debajo del récord de 2022.
Los buenos niveles de producción del agro esperados para el año que viene son una buena noticia para el próximo Gobierno. Al mismo tiempo, muestran el enorme impacto que tuvo la sequía para la economía nacional en el año electoral y además la falta de recaudos en cuanto a la acumulación de reservas que mostró el Gobierno durante el 2021 y 2022, cuando las exportaciones mostraron un gran desempeño, que no se vió reflejado en las reservas del Banco Central, priorizándose el acceso a las divisas de parte de grandes empresas que necesitaban desendeudarse luego de la gestión de Macri.
Recuperación
A pesar de los cambios tecnológicos asociados al agro, el mayor peso del sector financiero en la economía, el subibaja de la deuda externa y de la inflación, la Argentina sigue siendo extremadamente dependiente de lo que sucede con la campaña agrícola-ganadera. De hecho, la debacle del gobierno de Macri, en 2018, se disparó a partir de una fuerte sequía, mucho menos nociva de la sufrida en 2022/23.
El informe de la Bolsa de Rosario (BCR) recuerda que “la histórica sequía que impactó enormemente en la producción de granos en la actual campaña ha hecho mella en los volúmenes exportados de los principales productos del agro, por lo que esta participación caerá a un mínimo desde el 2010 durante el corriente año”. El impacto en divisas y en términos fiscales es masivo y está determinando que el Gobierno transite un delicado sendero de cara al precipicio en medio de las elecciones.
Se estima que el valor de las exportaciones de los principales complejos agrarios (soja, maíz, trigo, cebada y girasol) alcance algo más de 24 mil millones en 2023, equivalente al 36,7 por ciento del total de exportaciones de bienes, estimado en 66.500 millones.
De acuerdo a la BCR, “en base a las estimaciones actuales de intención de siembra, tomando rindes tendenciales para estimar producción y los precios FOB vigentes para embarque en el próximo año, se proyecta que las exportaciones de los principales complejos del agro alcancen algo más de 32 mil millones de dólares, lo que representaría el 40 por ciento de las exportaciones totales de bienes de Argentina para el próximo año, proyectadas en 80.500 millones de dólares”.
La mejora en la campaña agrícola implicaría un incremento de casi 8 mil millones de dólares en las ventas al exterior respecto de lo estimado para el presente año. Asimismo, la mejora en la cosecha de soja permitiría reducir importaciones de porotos por un total de 2500 millones de dólares.
En total, las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) se incrementarían en 10.500 millones de dólares en 2024 respecto de los valores del 2023. Para tener una idea de esa magnitud, basta compararlo con los 12.627 millones de dólares que acumuló el saldo comercial total del país en el primer semestre.
Sectores
De acuerdo a la BCR, el complejo soja vería incrementado sus exportaciones en casi 4100 millones de dólares el año próximo; el maíz, en 2400 millones de dólares y el trigo, en 1400 millones. En tanto, el girasol y la cebada se mantendrían prácticamente sin cambios. Medidas en cantidades, en 2024 se exportarían cerca de 90 millones de toneladas entre granos, subproductos y aceites, casi 40 millones de toneladas por encima de las estimadas para el año actual.
Teniendo en cuenta el escenario de precios internacionales, las exportaciones del sector agroindustrial el año próximo se ubicarían como el tercer registro más elevado de la historia. Los dos primeros años de ese ranking, paradójicamente, fueron el 2021 y 2022. Junto con el superávit de 2020, el Gobierno acumuló 45 mil millones de dólares de saldo comercial en sus tres primeros años, de los cuales unos 25 mil millones de destinaron a que las grandes empresas cancelaran deudas con el exterior, calcula el economista Pablo Manzanelli, centro CIFRA, que depende de la CTA.
La recomposición de la producción agrícola a lo largo de la presente campaña se explica por el final que registró el fenómeno de la Niña durante el ocaso del verano. La Niña alteró, durante tres años seguidos, la temperatura del Océano Pacífico y con ello modificó el ciclo hidrológico en la Argentina, reduciendo el nivel de lluvias.