ECONOMÍA

TRAS EL FIN DE PRECIOS MÁXIMOS, SE PREVÉN SUMAS DE PRODUCTOS DE HASTA EL 8 POR CIENTO

En un contexto de inflación acelerada, las empresas acordaron consensuar con la Secretaría de Comercio una recomposición de precios. Muchos productos ya se habían liberado antes de la caída del programa y otros habían sido discontinuados o modificados para quedar fuera del radar oficial. Para el Gobierno, no debería interpretarse como un “piedra libre” a las empresas.

Esta semana el Gobierno cumplió con la promesa hecha a las empresas alimenticias y de consumo masivo de dar de baja el programa Precios Máximos, que reemplazó con una nueva canasta regulada de 70 bienes básicos, Súper Cerca. En un contexto de inflación muy acelerada, surge el interrogante de qué sucederá con los productos que a partir de este mes quedan liberados del corset regulatorio y buscarán recuperar el terreno perdido desde marzo de 2020.

Según se pudo saber , la desarticulación de Precios Máximos no puede interpretarse como un “piedra libre” para las empresas, dado que se acordó que los aumentos sean también “conversados” entre las partes. De hecho, la Secretaría de Comercio Interior analizó la situación categoría por categoría (en algunos casos incluso empresa por empresa) y autorizó para junio aumentos de hasta el 8%.

Una gran empresa de consumo masivo precisó que en el caso de uno de los productos que ofrece, cereales, se les permitió un aumento del 7%, mientras que en galletitas el margen se les amplió al 8%. Ese mismo número fue ratificado por otra firma que también tenía gran parte de su línea de almacén comprometida en Precios Máximos y por una compañía importante en la góndola de lácteos. Sin embargo, la situación no es del todo homogénea: algunas firmas todavía están “esperando el llamado” de Comercio para saber cuánto podrán ajustar.

El aumento se aplicaría en este mes de junio y las empresas deberán volver a sentarse a conversar luego nuevamente para definir la estrategia de los próximos meses. “Nos informaron una pauta de aumento de hasta 8% en nuestros productos y nos van a citar desde la Secretaría de Comercio Interior para ver cómo seguiremos en adelante, para revisiones periódicas de acá a fin de año”, precisó una multinacional.

Pese a la caída del programa, fuentes del sector aseguran que “la libertad total no existe más”, en el sentido de que aún sin el programa vigente, los aumentos deben tener el visto bueno del Gobierno. La diferencia es que el consenso de los ajustes en góndolas responde ahora a un acuerdo de palabra y no interviene una herramienta legal que, como hasta hace algunos días atrás, habilitaba sanciones en caso de incumplimiento. “Es casi lo mismo que antes, pero sin la espada de Damocles”, sintetizaron en una alimenticia.

El Gobierno pretende que el rumbo que tomen los precios sea “ordenado y charlado, como viene siendo el proceso con los productos desenlistados”. “Pese a las tensiones, el diálogo con las empresas de consumo masivo y los supermercados nunca se rompió, siempre mantuvimos reuniones diarias y la idea es continuar con esa lógica”, apuntaron fuentes oficiales. En Comercio aseguran que “no hay un número” de aumento definido para la salida del programa, porque se analiza en cada caso en base al sector y las estructuras de costo. Las empresas, en cambio, tienen bien copiado un mensaje: el Gobierno tolerará ajustes de dos cifras.

“Se apela a la responsabilidad de las empresas”, explicó un alto ejecutivo de una cadena de supermercados. Además, dijo que el escenario actual recuerda a las épocas en las que Guillermo Moreno comandaba Comercio y se segmentó la góndola en tres tipos de productos: los premium, los intermedios y los populares. “Los premium los podés poner a cualquier precio, pero sobre los más básicos el Gobierno está muy encima. Sobre los productos intermedios tampoco se te puede ir mucho la mano”, apuntó.

Ya un gran número de productos se habían ido “desenlistando” oficialmente del programa y otros tantos habían sido discontinuados por las empresas o modificados para alterar el código de barras y quedar fuera del radar

En el mismo sentido, una empresa de bebidas precisó que ellos ya habían sido habilitados a quitar productos del programa algunos meses atrás, sobre los que aplicaron aumentos para buscar “equiparar costos”, aunque “siempre en un marco de acuerdo”. “A principio de año, cuando salimos, nos dijeron que los productos premium no aumenten más de 9% y los mainstream, más de 5%”, detallaron.

El supermercadista relativizó la posibilidad de que la caída de Precios Máximos genere un fogonazo de inflación en las góndolas. Según explicó, ya un gran número de productos se habían ido “desenlistando” del programa y otros tantos habían sido discontinuados por las empresas o modificados para alterar el código de barras y quedar fuera del radar oficial. A esa maniobra de generación de productos mellizos apuntó la secretaria Paula Español con imputaciones y amenaza de multas a Arcor, Mondelez, Nestlé y Pepsico.

Luego de la última actualización del programa quedaron alrededor de 1.500 productos alcanzados por Precios Máximos, un número marginal respecto de los inicios, cuando el programa cubrió todos los ítems correspondientes a las categorías alimentos, bebidas, artículos de higiene personal y limpieza. En efecto, el 14 de mayo pasado el Gobierno hizo la última renovación del programa, conservando solo los productos de la canasta básica y liberando 35 categorías: desde el yogur y la manteca a las harinas leudantes y accesorios de limpieza. Es decir, que gran parte del ajuste se podrá ver ya en la inflación de mayo, que el Indec publicará la semana próxima.

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