ECONOMÍA

ENTRE EL 10% Y 15% DE LOS TRABAJADORES PRIVADOS ESTÁN CON LICENCIA LABORAL POR FACTORES DE RIESGO

Desde el inicio de la pandemia, personas con enfermedades cardíacas, respiratorias, embarazadas y mayores de 60 años están exceptuados del trabajo presencial. Cuál es la situación sector por sector y cómo puede cambiar por el avance de la vacunación

La irrupción del covid-19 impactó en las relaciones laborales desde el inicio de la pandemia, desde la prohibición de despidos y la obligatoriedad de la doble indemnización, hasta esquemas de suspensiones acordadas entre sindicatos y cámaras empresarias para evitar cesantías. Otra cuestión que todavía se mantiene, a un año y tres meses del comienzo de la crisis sanitaria, es la excepción de presencialidad para empleados que pertenecen a grupos de riesgo de Covid.

No existen mediciones sobre qué cantidad de empleados están licenciados, pero de acuerdo a un relevamiento de Infobae en base fuentes empresarias y sindicales, en algunos sectores ese ausentismo puede alcanzar hasta el 10% para sectores como el automotriz, alimenticias o fabricantes de artículos electrónicos, llegó a ser de hasta el 20% en comercio y en algunas pyme, y que en casos puntuales de algunas compañías escaló hasta el 30 por ciento.

Desde el 16 de marzo 2020 el Ministerio de Trabajo estableció un marco normativo que determine qué deberían hacer las empresas con los empleados que, por cuestiones de salud o de la conformación de su hogar, estuvieran más expuestos al covid-19

Desde el 16 de marzo 2020, apenas declarada la pandemia en la Argentina, el Ministerio de Trabajo se movió rápido para establecer un marco normativo que determine qué deberían hacer las empresas con los empleados que, por cuestiones de salud o de la conformación de su hogar, estuvieran más expuestos al coronavirus.

En ese sentido, la norma -todavía vigente- definió que un grupo particular de trabajadores quedaría exento de realizar tareas presenciales para evitar contagios con goce de sueldo completo. En esa categoría se incluyeron trabajadores y trabajadoras mayores de sesenta 60 años, excepto que sean considerados “personal esencial para el adecuado funcionamiento del establecimiento”. Todo el personal de salud, por ejemplo, fue considerado esencial desde el inicio de la crisis sanitaria.

También incluye a trabajadoras embarazadas, empleados considerados los grupos de riesgo por tener enfermedades respiratorias crónicas, como pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfisema congénito, displasia broncopulmonar, bronquiectasias, fibrosis quística y asma moderado o severo.
Abarcó también la dotación de personal que sufra enfermedades cardíacas: insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, valvulopatías y cardiopatías congénitas; inmunodeficiencias; y por último diabéticos, personas con insuficiencia renal crónica en diálisis o con expectativas de ingresar a diálisis en los siguientes seis meses.

Otra variante que dispensa a los empleados de la presencialidad es si tienen hijos o hijas a cargo. Antes del inicio del ciclo lectivo 2021, el Ministerio de Trabajo decidió que no sería obligatorio para uno de los progenitores asistir a su lugar de trabajo para los casos en los que la jornada escolar sea “reducida” o bien no haya clases presenciales durante el día.

Ausentismo en tiempos de pandemia

No existen relevamientos oficiales contínuos que reflejen qué porción de la dotación de personal del sector privado o público está licenciado por la crisis sanitaria. Algunos estudios se centraron en el incremento en la cantidad de trabajadores que cumplen sus tareas de manera remota.

En ese sentido, el Indec relevó en un informe que hizo entre agosto y octubre últimos que el 12,5% del total de hogares relevados y el 35,7% del total de asalariados comenzaron a trabajar de forma remota por la pandemia. Ese aumento notorio introdujo una tensión adicional en el mercado laboral: la provisión de elementos para realizar esas tareas.

El ausentismo puede alcanzar hasta el 10% para sectores como el automotriz, alimenticias o fabricantes de artículos electrónicos, llegó a ser de hasta el 20% en comercio y en algunas pymes, y que en casos puntuales de algunas compañías escaló hasta el 30 por ciento.
Siempre según el Indec, el 9,4% de los jefes y jefas de hogar asalariados “desarrolló durante la pandemia sus tareas laborales combinando un equipamiento provisto por el empleador y la disponibilidad de un ambiente de uso exclusivo para el trabajo en su vivienda”, continuó el estudio.

“En el 24,7% de los casos, los empleadores proveyeron los equipos, pero los empleados no tenían un lugar exclusivo para trabajar en sus domicilios. En las restantes situaciones, los asalariados dependieron de sus propios equipos”, concluyó el organismo estadístico.

Otro problema fue que en algunos rubros la falta de presencialidad implica -por la naturaleza y las características de ese empleo- que ese trabajo no tenga la posibilidad de ser replicado de forma remota.

Según un informe reciente del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, la tasa de ocupación remota hacia el segundo trimestre del 2020 (con el pleno impacto de las medidas de aislamiento social) era nulo en un sector como trabajo doméstico y muy poco representativo en otros como construcción (1,3% del total), hoteles y restaurares (1,6%), agricultura y ganadería (1,9%), electricidad, gas y agua (4,9%), industria manufacturera (6,1%) y comercio (6,8 por ciento).

En industrias como la automotriz el ausentismo fue menor al de otros sectores. Desde una de las empresas del sector más importantes del mercado afirmaron que esa tasa de empleados dispensados del trabajo presencial se acercaba al 7 por ciento
En la Superintendencia de Riesgos del Trabajo tampoco cuentan con un relevamiento sobre qué cantidad de trabajadores reportaron ante sus ART tener que estar licenciados por ser parte de los sectores de riesgo, aunque de acuerdo a su base de datos al que tuvo acceso este medio, hay unos 1,5 millones de trabajadores registrados que trabajan de manera remota, 882.000 del sector privado y 588.000 del público.

En ese contexto, Infobae realizó un relevamiento entre empresas, cámaras sectoriales y gremios de rubros clave de la economía para conocer cuál es la porción de la dotación de empleados que están licenciados por formar parte de los grupos poblacionales de riesgo.

En industrias como la automotriz el ausentismo fue menor al de otros sectores. Desde una de las empresas del sector más importantes del mercado afirmaron que esa tasa de empleados dispensados del trabajo presencial se acercaba al 7%, según su última medición. Desde Adefa, la cámara que nuclear a las compañías automotrices, aseguraron no contar con cifras consolidades de todo el rubro.

Por su parte, en la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte) estimaron ante la consulta de este medio que en promedio entre las firmas del sector el personal licenciado por Covid es de entre el 8 y 9 por ciento, aunque en algunos casos puede ser mayor porque “hay compañías que tienen planteles más seniors en las que la incidencia es mayor y otras más jovenes”, explicó una fuente sectorial. Una de las empresas principales afirmó haber tenido hasta el 30% de ausentismo.

Algo similar ocurre en la industria de alimentos, una de las que fue declarada esencial desde el inicio de la pandemia. De acuerdo a estimaciones de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), hacia abril -último dato relevado por esa entidad- había un 8% de personal licenciado por razones sanitarias en el sector de alimentos y bebidas. Pero desde una de las empresas de consumo masivo más relevantes del mercado refirieron un ausentismo de 20% de la planta.

En la Unión Industria Argentina (UIA), por su parte, aseguraron que esa cifra llega al 10 por ciento. Un sector decisivo en el mercado laboral como la construcción no tiene mediciones realizadas, según pudo saber Infobae tras consultas en la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) y la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).

Comercio es un sector con una alta incidencia de empleados licenciados por encontrarse entre los grupos de riesgo. Según refirieron desde el sindicato mercantil, esa cifra es de 18 por ciento. En línea con esa estimación, en la Cámara de Comercio (CAC) aseguraron que sus relevamiento les dan un número de entre 15 y 20 por ciento. Por su parte, desde la Confederación de la Mediana Empresa Argentina (CAME), que reúne cámaras pymes de todo el país, afirmaron que el ausentismo es del 20 por ciento.

Vacunas y presencialidad

En abril pasado, ante el avance de la vacunación y tras pedidos de cámaras empresarias y de gremios, el Gobierno flexibilizó los criterios de presencialidad habilitada para los empleados y determinó que las empresas podrían exigir que vuelvan a sus puestos de trabajos a todos aquellos empleados que hayan recibido al menos una dosis de una vacuna contra el coronavirus.

Según un decreto conjunto de los ministerios de Salud y de Trabajo, “los empleadores y las empleadoras podrán convocar al retorno a la actividad laboral presencial a los trabajadores y las trabajadoras, incluidos los dispensados y dispensadas de la misma por encontrarse comprendidos en los incisos a), b) y c) del artículo 1° de la Resolución del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social N° 207/2020 y sus modificatorias, que hubieren recibido al menos la primera dosis”.

En la industria de alimentos, una de las que fue declarada esencial desde el inicio de la pandemia. De acuerdo a estimaciones de la Copal, hacia abril había un 8% de personal licenciado por razones sanitarias en el sector de alimentos y bebidas
Esto implica que algunos de esos trabajadores ya dejan de estar dispensados del trabajo presencial, aunque no todos los incluidos originalmente en el decreto. De esa manera, esos empleados debería volver a la presencialidad -en caso de que se solicite- “independientemente de la edad y la condición de riesgo, transcurridos 14 días de la inoculación”.

Para pasar en limpio: con la normativa vigente, los empleados vacunados que dejan de contar con la licencia por grupo de riesgo son aquellos que tienen enfermedades respiratorias crónicas; personas con afecciones cardíacas y aquellos que tienen diabetes, mayores de 60 años y embarazadas.

Por último, quedan todavía exceptuados de trabajar de manera remota personas con inmunodeficiencias congénita, asplenia funcional o anatómica y desnutrición grave, VIH dependiendo del status, y personas con medicación inmunosupresora o corticoides en altas dosis; pacientes oncológicos y trasplantados.

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